Mapa de 1813 de la ciudad de Santiago.
Calle aledaña al Balcón de Velázquez.
Bahía de Santiago de Cuba apreciada desde las alturas.
La Loma del Intendente ha sido escenario de importantes hechos de la historia y la cultura santiagueras. Este sitio posee la condición de Monumento Nacional.
Desde cualquier perspectiva es apreciable la belleza de las antiguas plazas, como la Plaza de Marte, una de las más céntricas de la ciudad.

Gracias a la combinación armoniosa dE las condiciones naturales con las características morfológicas del territorio, Santiago de Cuba encontró un modo peculiar de hacer urbanismo y arquitectura

Fundada en el verano del año 1515, Santiago de Cuba quedó enclavada en un contexto natural de excepcional belleza, coronada de paisajes naturales, donde el mar y las montañas dibujan visuales que se abren en amplia perspectiva hasta tocar la perfecta línea del horizonte.

Conforman su estructura urbana numerosos barrios, resultado de un desarrollo y crecimiento continuo, destacando hacia el interior, como pieza fundamental y de obligada referencia, su Centro Histórico generado a partir de la ciudad fundacional, donde se concentra la dinámica comercial y social, con una fuerte presencia residencial que, unido a la diversidad cultural, la realzan como organismo vivo, representado por sus 66 326 habitantes, quienes residen en 16 619 viviendas, en un territorio que alcanza los 3.2 km2 —a los efectos de la gestión y el planeamiento urbanístico, quedan enmarcados dentro del ámbito del Plan Especial para la Revitalización del Centro Histórico—. Su crecimiento en forma de anillos concéntricos, definió las principales zonas funcionales, las que articuladas por el sistema de espacios públicos y arterias principales, el respeto a las condiciones naturales imperantes y la perfecta adaptación a las características morfológicas del territorio, devinieron en un modo peculiar de hacer urbanismo y arquitectura, para el logro de una imagen de paisaje que trasciende hasta nuestros días.

Escalinata de Padre Pico es una de las calles de mayor renombre de Santiago de Cuba. El pueblo agradece al desandar por la ciudad, la existencia de estas calles escalonadas, que alivian el ascenso por las empinadas lomas de esta urbe oriental

Excepcionalidad y prevalencia
Cinco siglos de existencia no han borrado la presencia de un singular paisaje urbano. Su validez está precisamente en que la huella del tiempo, testigo incondicional de su estadía, ha enfatizado su excepcionalidad y autenticidad, dadas por la cualidad de su traza semirregular, la presencia de considerables plazas y plazuelas reanimadoras del espacio público, la perfecta adaptación topográfica, la relación entre el medio construido y lo natural. Todos ellos son atributos que por separado cada uno generan un tipo de ciudad, pero que sumados y superpuestos dan lugar a la ciudad paisaje que admiramos hoy.

Resalta la ciudad en forma de anfiteatro, como imagen que nos llega desde el frente marítimo, resultado de la perfecta integración urbana al paisaje como componente antrópico, regalando desde el mar y las montañas que la circundan, amplias perspectivas de alta calidad estética, a lo que se suma la policromía devenida por la interacción entre la bahía y las cordilleras del Cobre y Boniato, incorporando el verde y el azul al trasfondo equilibrado del paisaje.      
 
Asociada a esta cualidad, pero en efecto inverso, se nos presenta la ciudad mirador, gracias a la perfecta y hábil adaptación a la topografía, que generó un sistema de terrazas naturales que descienden desde la cota 55 (punto más alto de la ciudad fundacional) hasta el nivel del mar, condicionando la existencia de puntos altos y bajos, cuyas alturas contrastadas ofrecen visuales especiales, favoreciendo el diálogo entre lo construido y su entorno natural, dándole especial atención al hecho de las cubiertas de las edificaciones, cuya textura y color rojizo del material de terminación, incorpora un detalle adicional a la policromía del entorno.

A su vez, el rejuego entre la traza urbana y la abrupta topografía aportó un comportamiento distintivo y típico a las calles, con fuerte trascendencia en la imagen urbana: las ondulaciones en las calles, que derivan en imponentes sinusoides que descansan sobre la piel del terreno, obligan en los recorridos al continuo subir o bajar, peculiaridad que simbolizan la ciudad ondulante.

Siguiendo la tendencia de sus arterias y el coqueteo constante con la topografía, se construyeron en varias de ellas escalinatas, en las cuales las edificaciones quedaron dispuestas de manera coherente a cada lado de la calle. En el Centro Histórico sobresalen cinco grandes escalinatas, que otorgan complejidad a la escena urbana. La de Padre Pico es la de mayor reconocimiento nacional e internacional por sus valores históricos y la habilidad demostrada para salvar los desniveles del terreno, lo cual constituye un aporte al urbanismo santiaguero, dando lugar así a la ciudad escalonada.

Por otra parte, la propia irregularidad del terreno y el instinto de seguir las orientaciones cardinales en el trazado de las calles, conllevan a la aparición de calles, callejuelas y callejones adaptados a la accidentada topografía que condiciona un recorrido sugerente y motivador al descubrir, en unos casos, cierres visuales; y en otros, la apertura de amplias perspectivas, en una desajustada retícula, matizada por la indisciplina de múltiples puntos de discontinuidad vial, que posibilitan cambios perspectivos en el nivel de recorrido, tanto vehicular como peatonal, los cuales dinamizan e imprimen interés a los desplazamientos en el área y ratifican su condición de ciudad laberinto.

También constituye una ciudad pública por sus cuantiosos espacios que reflejan tradiciones, historia, costumbres y cultos de sus habitantes, como muestra genuina de su identidad. El parque Carlos Manuel de Céspedes, la Plaza Dolores, la Plaza de Marte, la Placita de Santo Tomás o la Plazuela de Trinidad y una serie de parques de barrio son ejemplos de sitios perfilados a escala humana, donde el sentido de pertenencia alcanza valores insuperables. 

Como colofón de los atributos que cualifican al Centro Histórico, las particularidades del medio en el cual se ubica han sido definitorias para la arquitectura y sus soluciones técnico-constructivas. Se trata de una arquitectura que dialoga y se integra al paisaje y, en consonancia, es un espacio urbano de alto valor artístico y urbanístico, inspiración de pintores, poetas y amantes de la fotografía, por su cualidad de ciudad paisaje.
Santiago de Cuba cumple sus 500 años, y muchos son los beneficios que se están acometiendo para lograr su embellecimiento y acentuar su fisonomía, estipulando la prevalencia y singularidad de su paisaje urbano.