Las guías turísticas y mapas carreteros de Cuba apenas marcan con un punto en la zona central de la Isla a la ciudad de Sancti Spíritus, a unos 350 kilómetros de La Habana.

Punto de tránsito obligado en la vieja Carretera Central que une el occidente y el oriente del país, de hecho quedó relegada a una mera escala para recargar combustible o estirar las piernas.

Nada más injusto para una ciudad de notables valores patrimoniales, creados a lo largo de cinco siglos con el trabajo y la tenacidad de indios aborígenes, esclavos africanos y labriegos procedentes de España, en buena parte originarios de las Islas Canarias.

Historias, leyendas, tradiciones y un centro urbano de reconocidos valores arquitectónicos, entre los que descuellan el majestuoso  campanario de la Parroquial Mayor, construida en 1680, así como edificaciones de los siglos XVIII y XIX, incitan a descubrir esta ciudad. 

Es imperdonable pasar de largo, más aún si uno se entera de que el inmenso puente a la entrada de la villa, sobre el río Yayabo, construido en 1831, es el único en Cuba proveniente de la época colonial, una joya de la ingeniería declarada Monumento Nacional.

La ciudad del Espíritu Santo cubana, fundada el 4 de junio de 1514 por el adelantado Diego Velázquez, quien se dice estuvo acompañado en el acto por el famoso cronista de Indias Fray Bartolomé de las Casas, cumple su primeros 500 años luciendo un meritorio y arduo trabajo de restauración de su riqueza patrimonial.

Ciudad capital, desde 1976, de la entonces recién creada provincia de Sancti Spíritus, en la que también se ubica la vecina Trinidad, la más conservada del período colonial, su ganadería y la agricultura –tabaco, en una primera época,  azúcar y frutos menores después- está marcada por la extensa inmigración canaria, que tuvo aquí uno de sus mayores asientos.

Una majestuosa edificación –primera de dos plantas levantada en la villa, a la que el público llamó la Casa de las Cien Puertas- hoy Museo de Arte Colonial, revela la influencia en la región de sus antiguos dueños, descendientes de Francisco Valle Iznaga, rico propietario vasco asentado en la región oriental, quien fue regidor de la villa de Bayamo en 1540 y creó  un poderoso feudo en Trinidad y Sacti Spíritus.

Considerada “la más medieval” de las primeras villas cubanas, “tradicional y conservadora”, según algunos, la urbe espirituana también llamada “yayabera”, invoca hoy su riqueza patrimonial como principal atracción de un destino turístico de ciudad legendaria, acogedora y segura. 

Según se informa, el Proyecto Visión 500 desarrollado desde 2011 por las autoridades municipales, posibilitó más de 3 800 acciones de restauración, renovación, edificación y pintura, por valor de unos 30 millones de pesos. Calles empedradas, parques y avenidas arboladas, edificios de valor histórico, han recobrado su auténtica apariencia y brillo.

El nuevo hostal Don Florencio, situado en un céntrico edificio patrimonial, con categoría de cuatro estrellas y 11 habitaciones, se sumará a la cadena de Hoteles Encanto, que ya cuenta con el Plaza y La Ronda, además del Hostal Del Rijo. La nueva Taberna Yayabo y el centro para juegos infantiles Ocioclub incrementan las posibilidades de disfrute en la villa espirituana.

Junto con estas acciones, se potencia el desarrollo turístico en la ciudad de Trinidad, en el Valle de los Ingenios (ambos declarados Patrimonio de la Humanidad), en la península de Ancón, en el Paisaje Natural Protegido Topes de Collantes, en la Reserva Ecológica Lomas de Banao, en el embalse Zaza, en el Área Protegida de Recursos Manejados Jobo Rosado y en el Parque Nacional Caguanes, lo que permitirá ofrecer un producto turístico mucho más integrado y altamente competitivo. 

Bien merecido para Sancti Spiritus en sus 500 años. En Excelencias lo hemos subrayado: un destino imprescindible, por el que vale la pena salir de la autopista y disfrutar de una estancia placentera, instructiva y –sin dudas- inolvidable.