El destino Cuba
Por allá por los años 90 del pasado siglo, Cuba destacó en el Caribe como la estrella dinámica –un decenio después de que comenzara un intenso desarrollo turístico en República Dominicana–, gracias a un intenso proceso inversionista y la incorporación de decenas de cadenas hoteleras extranjeras contratadas para administrar sus nuevos hoteles. Algunas de ellas también asumían el papel como socios inversionistas en instalaciones de capital mixto.
Cuba priorizó su hermosa playa de Varadero y el producto Cayos. Pero se retrasó en fomentar actividades recreativas y extrahoteleras. En ese sentido es válido destacar que actualmente, República Dominicana resulta el primer destino de golf en el Caribe y Riviera Maya lo es en cuanto a los spa.
La Mayor de las Antillas, reconocida internacionalmente por su sólido sistema de Salud Pública, su colaboración enviando decenas de miles de especialistas médicos a otros países, realizando operaciones quirúrgicas oftalmológicas a cinco millones de pacientes extranjeros, en su propio territorio o por sus profesionales en los países de residencia de los pacientes, no ha sido capaz de establecer un fuerte segmento de turismo de salud, que según los expertos, será el mayor atractivo para los viajes en el futuro.
El 2017 fue un año de huracanes que destrozaron parte de las instalaciones turísticas en varias islas. Los informes de la OMT achacan a esos daños las causas del descenso en las llegadas en el 2018 (-2,3%). Pero puede haber otras causas. Al mismo tiempo la situación al norte de África se tornó muy inestable y riesgosa, lo que produjo una fuga de millones de viajeros europeos de los destinos de Egipto y Túnez, aunque la situación se ha atenuado en los últimos dos años, tiempo en el que ambos países obtuvieron tasas de crecimientos de dos dígitos en los arribos y en los ingresos por turismo. Es probable que los grandes turoperadores europeos, ante los desastres causados por los huracanes caribeños y la paulatina normalización en el norte africano, hayan reorientado parte de los flujos turísticos hacia esta última región.
A principios de 2019, Cuba aparece como la más afectada en la contracción de los turistas europeos. El huracán Irma hizo daño, pero el Ministerio de Turismo anunció oficialmente, antes de comenzar la temporada alta turística 2017-2018, haber solucionado todos los destrozos sufridos por dicho fenómeno climatológico.
Entre enero y abril de 2019, toparon suelo cubano por vía aérea 150 000 pasajeros menos en relación con igual etapa de 2017. Esa disminución en apariencia fue compensada por los 120 000 visitantes adicionales que vinieron en cruceros (en su mayoría cruceristas estadounidenses y tripulantes filipinos e hindúes). En términos de ingresos al país, sin embargo, no es tan así.
El descenso del 10% en los viajes de europeos a Cuba en los primeros cuatro meses de 2019 debe ser analizado con cuidado e implementarse las acciones comerciales correspondientes. En ese mismo período la contracción en República Dominicana ha sido del 5%.
En 2006 visitaba el mercado aledaño a la terminal de cruceros en Nassau. Me acompañaba el embajador cubano, quien me explicó que buena parte de las artesanías que allí se vendían por decenas de miles eran fabricadas en Cuba, obtenidas por encargo de los comerciantes bahameses a artesanos de la Isla mayor. Para mí fue una agradable sorpresa. Mediaba en estas ventas una empresa del Fondo Cubano de Bienes Culturales.
En mayo recibí otra sorpresa. Leí en la prensa que en la Feria Internacional Expocaribe 2019 tendría lugar el XII Foro Empresarial del Gran Caribe, pero ¿por qué hace 11 años que no se celebra dicha cita? ¿No existe una Comisión Intergubernamental Cuba–CARICOM que en ese tiempo se ha reunido al menos 4 veces? Recuerdo que en 2008, en una reunión en Santiago de Cuba mucho se habló de fomentar exportaciones, de impulsar el turismo de multidestino. Y no se volvió a reunir el Foro Empresarial. Nadie encendió un bombillo rojo sobre esto.
Cuando a inicios de los años 80 CIMEX, era una juvenil corporación, un grupo de compañeros de esa entidad lograron establecer un flujo de exportación a las islas caribeñas de papas, ajíes, pepinos, otras hortalizas, camarones, langostas, ron, tabaco y hasta cocinas fabricadas en la ciudad de Santa Clara. Al eterno problema de la insuficiencia de transporte marítimo regular entre las islas, encontraron solución utilizando viejos barcos transportadores del sector de la pesca, con parte de su capacidad con refrigeración.
Debemos tener la esperanza e implementar acciones para fortalecer la integración económica de Cuba con el resto de la región caribeña, y apostar por el incremento de las exportaciones. Las oportunidades podrían reestructurar el mapa económico y reconfigurar el flujo de viajantes, incrementando el turismo de la región en el destino Cuba.