Desde 1983 la Feria Internacional de La Habana (FIHAV) se viene realizando ininterrumpidamente, lo cual le ha permitido posicionarse como una excelente plataforma de negocios para empresas nuevas en el mercado y para aquellas ya establecidas. Múltiples son los retos y las circunstancias a los que ha debido hacer frente. Un recuento de su devenir demuestra que esa importante cita no solo ha logrado crecer en cifras, sino también en prestigio ante la comunidad internacional y en significación para los objetivos de progreso en Cuba.

La primera edición tuvo una pequeña exposición en los locales del Palacio de Convenciones de La Habana. Aquella no buscaba mostrar el comercio bilateral entre Cuba y el antiguo campo socialista, sino atraer a un grupo de naciones que, liderado entonces por España, podría ofrecerle a Cuba un «comercio convertible».

Obviamente, todo eso cambió en los años 90 con la desaparición del campo socialista y el inicio del llamado Período Especial en la Mayor de las Antillas. En ese momento, la Feria se convirtió en un elemento importante para el comercio, en medio de un proceso de reordenamiento geográfico que se imponía, intentando acercar nuevos socios y nuevos mercados para los productos nacionales, recordaba Orlando Hernández, presidente de la Cámara de Comercio de la República de Cuba, en declaraciones ofrecidas a Excelencias.

Para nadie es un secreto que esos fueron tiempos difíciles, llenos de escaseces, pero  FIHAV no dejaba de celebrarse, a pesar de que se recrudecía el bloqueo económico y comercial de Estados Unidos contra el país. 

La cita se transformó en un instrumento de la política comercial de la Isla. «Comenzó a convocarse la presencia de delegaciones oficiales extranjeras mientras se efectuaba el evento, para que las mismas coincidieran y observaran, de primera mano, las potencialidades de Cuba, una práctica que actualmente continúa realizándose», aseguraba el alto funcionario en diálogos sostenidos con nuestra revista, publicados en diversas ediciones. 

Actualmente, cuando la política de actualización del modelo económico promueve la inversión foránea, el evento se ha propuesto fomentar la actividad comercial y, al mismo tiempo, promover al país como un destino seguro para la recepción de capitales. A tenor con esos presupuestos, la Cámara de Comercio de la República de Cuba se dispone a preservar y elevar el éxito de FIHAV. 

Los desafíos financieros que se han tenido que enfrentar agregan presiones. Más allá de la política de retroceso que se observa en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Cuba, promulgada por la actual administración de Donald Trump, se aspira a que la actual edición tenga la misma trascendencia, mayor alcance y similar importancia que las últimas convocatorias.

Ante los complejos escenarios internacionales, el encuentro multisectorial ha servido para romper la política de asfixia que el vecino norteño, casi desde el triunfo de la Revolución, ha pretendido imponer. FIHAV ha representado la posibilidad de que nuestro sector empresarial se ponga en contacto con los avances tecnológicos que se producen a nivel internacional en distintas esferas, a la vez que ha sido vehículo eficaz para la promoción de la oferta exportable cubana, tanto en mercancías como en servicios. 

«En este marco se han venido organizando, cada vez con más efectividad, Rondas de Negocios con contrapartes extranjeras, Comités Empresariales con varios países, lanzamientos de nuevas líneas de productos, al tiempo que se han producido visitas de delegaciones oficiales de alto nivel que han resultado momentos decisivos para la revisión y el impulso de la marcha de las relaciones bilaterales de Cuba con sus socios fundamentales: España, Rusia, China, Venezuela, entre otros», puntualizaba Orlando Hernández.

Vital para FIHAV 2019 será el Cuarto Foro de Inversiones, una de las actividades paralelas más esperadas y que, a juzgar por sus ediciones anteriores, resulta una excelente ocasión para sostener encuentros bilaterales entre empresarios cubanos y potenciales inversionistas extranjeros, así como para continuar compartiendo ideas sobre los retos que tenemos por delante en materia de atracción del capital foráneo, ha afirmado Rodrigo Malmierca Díaz, ministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, y presidente del Comité Organizador del evento.

En referencia a este espacio, Hernández ha dicho que constituye una herramienta con características muy específicas para la promoción de las intervenciones de recursos extranjeros, «ligado indisolublemente a la consecución de los objetivos económicos estratégicos del país, que se fijan a partir de las proyecciones de desarrollo a mediano plazo, y de los planes que ya han sido aprobados hasta 2030, donde la energía renovable, el turismo, la biotecnología e industria farmacéutica, la prospección minera y la producción de alimentos se sitúan entre los renglones más destacables.

Los inconvenientes internacionales son muchos, pero «hay que mantener la Feria, e impedir que pierda impulso. Debemos lograr que FIHAV siga siendo nuestra principal bolsa comercial. Ese es nuestro mayor empeño», ha asegurado en múltiples ocasiones el presidente de la Cámara de Comercio.

Para el funcionario, la significación real va más allá de los números y cifras. «Puede que muchos no lo entiendan así y demanden escuchar guarismos reveladores, números que traduzcan, en montos y volúmenes, lo que este evento representa para la economía nacional.  Lo más trascendente es propiciar los contactos y que estos abran las posibilidades hacia futuros negocios, muchos de los cuales tuvieron su punto de partida, su arranque inicial, en las Ferias de La Habana. El propósito es también crear condiciones en las relaciones bilaterales, lo cual permitirá hacer negocios en el futuro».

Cuba es plaza estratégica, con posibilidades de convertirse, a la vuelta de unos pocos años, en uno de los nodos vitales del desarrollo económico de la región latinoamericana y caribeña. Es esta una condición natural y asumida, por su ubicación geográfica; por su estabilidad política y social; por sus altos índices de salubridad, seguridad e instrucción; así como por su vocación de paz. Por esas razones también mantiene su propósito de alcanzar una sociedad y una economía cada vez más prósperas y sostenibles, un camino donde la inversión extranjera cumple una función crucial, para hoy y para siempre. En medio de esas realidades y aspiraciones, FIHAV sobresale como una llave para acceder a fructíferas oportunidades. ¡Hágala suya!