Hoy, La Habana ha devenido faro de América Latina. Para ella, la revista Excelencias ha dedicado la siguiente edición, precisamente como una forma de honrarla y celebrar el cumplimiento de los 485 años de fundada la ciudad. Por eso, y porque esta publicación desea reflejar una muestra de lo que la capital cubana representa para extranjeros visitantes o residentes temporales en la isla, expondremos a continuación algunos criterios de embajadores y profesionales de la cultura y el turismo.

Excmo. Sr. N. Jada Embajador del Estado de Palestina y Decano del Cuerpo Diplomático acreditado en Cuba La revista Excelencias ha tenido la excelente idea de desatar la fantasía, y mientras camino por la fabulosa Habana Vieja, no puedo sustraerme de recordar a mi amada Jericó. Esta ciudad, a orillas del Golfo de México, donde cruza silenciosa la corriente que amó Hemingway., se me parece a la mía, en la rivera occidental del río Jordán. Mientras mi tierra era conocida como la ciudad de las palmeras, hoy puedo caminar por la capital de los cubanos admirando penachos.

Ambas nacieron como urbes fortificadas y amuralladas. Hoy, mientras camino la de los cubanos, mientras admiro cómo van dando vida día a día a tantas maravillas de épocas pasadas, me estremezco al pensar que los ocupantes de mi Patria destruyen, minuto a minuto, una cultura increíble. Caminar por las acogedoras calles de La Habana, me permite soñar con que algún día los palestinos reconstruyamos también tanto prodigio creado por nuestros antepasados.

Excmo. Sr. Tatsuaki Iwata Embajador de Japón en Cuba “La Habana es un lugar para quedarse”

Cuando usted camina por La Habana, respira un ambiente medieval permeado de muchas formas, debido a la influencia española. Su arquitectura colonial, convierte a la capital de Cuba en una ciudad muy pintoresca. Es por eso que la UNESCO la declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1982.

Ubicada en una región tropical, la ciudad pudiera convertirse en un centro muy atractivo del Caribe si se realizaran más trabajos de restauración en toda la urbe, tal y como los que se han llevado a cabo en la Habana Vieja. Además, la hospitalidad y la alegría de su gente la hacen mucho más atractiva.

Sr. Leo Orellana (francés) Arquitecto Coordinador General del programa Sirchal, de revitalización de Centros Históricos de América Latina y el Caribe. Veinte y dos años de continuidad evolutiva.

La inscripción del Centro Histórico de La Habana en la Lista del Patrimonio Mundial en 1982, ha generado un proceso con facetas múltiples y creo que casi único respecto a los centros históricos de América Latina y el Caribe, y quizás del resto del mundo.

Uno de sus aspectos más importantes en términos comparativos es el de haber logrado que el "territorio centro histórico" de La Habana tenga una dimensión administrativa propia, es decir que, al cabo de unos diez años, se logró exitosamente la mutación de la antigua Oficina del Historiador de la Ciudad en un ente que asume funciones propias, tanto administrativas y operacionales, como de estudio y de planificación.

Estas nuevas funciones de la Oficina, que son el reflejo de una voluntad política hacia la valoración de la identidad patrimonial de la Habana, dan una real coherencia entre el concepto del territorio del Centro Histórico y las prerrogativas que le permiten funcionar, prever, operar, gestionar. Se logra así uno de los elementos más importantes en el desarrollo urbano de un sitio inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial: una continuidad en las acciones y en los proyectos implementados, respetando las normas de la Convención del Patrimonio Mundial y regenerando, en forma excepcional, el patrimonio sociocultural y urbano de La Habana.

Sr. Javier Fernández (español) Director del hotel TrypPenínsula Varadero Para mí La Habana, capital de los cubanos, es una ciudad atrayente. Como Director de Hotel he tenido la oportunidad de vivir en otras provincias, pero siempre La Habana ha representado para mí algo especial. Esta ciudad a orillas del mar, vieja y nueva, me recuerda en muchos de sus detalles a mi tierra, porque en ella se perfilan los rasgos de un sincretismo, donde nos reconocemos profundamente los españoles.

En La Habana, por supuesto, están los habaneros, que –en mi concepción personal- tienen características que los distinguen: son más desenfadados, con un alto porcentaje de personas cultas y siempre andan de prisa, como en la mayoría de las grandes urbes.

El casco histórico, donde se funden tantas culturas, pero especialmente la española y la cubana, es de una belleza increíble, y la labor de restauración que se ha realizado, digna del mayor elogio.

Como español que soy regresaré a mi país, pero estoy seguro de que nunca olvidaré las calles, los edificios, la música; pero más que eso, siempre recordaré a La Habana por la simpatía, la hospitalidad y el cariño que expresan en sus relaciones los nacidos en esta hermosa ciudad.

Para terminar, no puedo dejar de decir que en Cuba, en general, es difícil sentirse extranjero, porque su pueblo es tan solidario que siempre nos da la impresión de que nos encontramos en nuestra propia casa.