NIRIO RIVERO: UNA VIDA A DOS RUEDAS
Muy pocas veces uno puede sentir el ambiente del mundo de la velocidad fuera de un autódromo. Mucho menos creí vivirlo en una casa del Vedado. Al entrar en la residencia, Valentino Rossi me miraba fijamente. Para su olfato era un extraño. Solo volvió a su posición cuando Nirio Rivero, su dueño, me invitó a pasar y sentarme.
"Yo comencé a correr en 1979, a los 14 años, pues siempre me gustaron las motos. Para los tiempos actuales uno diría que era muy viejo, pero en aquel momento, con esa edad, era uno de los más jóvenes. En aquella época –me explica– para correr oficialmente el entrenador tenía que tener hasta un permiso de los padres".
"Mis inicios fueron en la ESPA Nacional, en motocross. Fuimos 10 atletas en esta modalidad, desde 1979 hasta 1984. Esa fue una iniciativa que continuó, pero después, con los años, desapareció", me dice mientras rememora como antaño los deportes del motor eran reconocidos en la Isla.
"Corrí motocross por 5 años, e incluso fui campeón nacional de la categoría máxima en 1981, pero siempre, por mi biotipo, por mi tamaño y por la forma de conducir, los entrenadores y comisionados decían: Vamos a cambiarlo a la velocidad".
Desde ese punto Nirio comenzó en la motovelocidad.
Me comenta que en Cuba se corrían las categorías tradicionales de motores de dos tiempos: 125 cc, 150 cc y 250 cc. "Después las cosas cambiaron a lo que eran los motores 4 tiempos, en los cuales corrí desde finales de 1993 hasta que me retiré".
"En Cuba, en mis inicios, cuando no era el piloto numero 1, José Lazo fue mi inspiración, de quien me fijé para hacer las cosas, para aprender, quien me ayudó y, en algún momento, a quien me tocó ganarle".
Sobre su experiencia en los disímiles torneos internacionales en que estuvo, y ganó, me dice que los Campeonatos Latinoamericanos fueron las carreras de más sobrenombre para él, donde se coronó en la superbike y supersport, pero que los Campeonatos de los Países Socialistas, donde Cuba lideró varios años, fueron los triunfos como equipo y como piloto que mayor esfuerzo requirieron.
De su participación en los Campeonatos Nacionales de República Dominicana me comenta que allí le conocían como el Perseguidor, porque corría con una moto de 600 cc e invadía la categoría superbike. "La moto 600 tenía sus desventajas y por ello, muchas veces, no podía ir delante. Pero siempre iba en la cola, pegadito al primero, lo que me permitió, en algunas ocasiones, ganar con el 600 supersport mío".
Sobre sus "monturas", me explica que la que más triunfos recaudó, específicamente en la categoría superbike, fue una Suzuki del año 2001-2002 de 1 000 cc.
Finalmente, me revela su mayor inquietud: “Nuestra tradición se ha perdido, al punto que no existe en la Isla una motocicleta competitiva. Pero yo aspiro a que en Cuba regresen los deportes del motor al más alto nivel –me afirma–. Esa es mi esperanza".