Primeros meses del año, ilusiones, proyectos, planes de viajar, bonitas imágenes en nuestra mente…y muchas personas para las que viajar no es tan idílico.

Ahora en España estamos viviendo la terrible problemática de la inmigración, como ya lo vivieron otros países. Colas interminables, rechazo por parte de quien nunca pensamos podrían albergar ni una gota de racismo, descubrir que la pobreza y mucha veces la desesperación existen en su faceta más despiadada…obviamente salir del propio país no es siempre un motivo de goce.

También el nuevo año debe ser un momento para la reflexión, para el aprecio de la suerte de poder vivir donde se quiere y viajar donde se elige y sobre todo para ser conscientes de que otros muchos se trasladan y conocen otros países por necesidad de buscar nuevos horizontes y esperanzas de una vida mejor.

Es bonito pensar que España no es solo un país destino turístico líder en el mundo, ahora nos toca acoger a los que deciden quedarse y quizás todos debemos ser mas generosos, comprensivos, acogedores para extender la mano o simplemente regalar una sonrisa a aquellos que llegan a un mundo desconocido para que deje de serlo y se convierta en su hogar.

Todos entendemos las limitaciones legales y que no todo lo que se desea es posible, pero hay ocasiones en las que por encima de lo “racional” está lo humano y en eso fallamos todos, cuando cerramos una puerta sin ver que historia hay en ese rostro, sin ponernos en el lugar del de enfrente tratando de entender sus razones…el mundo por desgracia no es justo, pero haber nacido en el lado “afortunado” del planeta no nos da derecho a darnos la vuelta. Es trabajo de todos luchar por una convivencia mejor y más bella y aunque sea una utopía, soy utópica y creo que uno si importa.

Consuelo Elipe