Como detenida en el tiempo, la ciudad regala al visitante los extraordinarios encantos de una ciudad-museo enclavada entre tres volcanes: Agua, Fuego y Acatenango

Pocos lugares en el mundo conservan tantos elementos, imágenes, calles y arquitectura del pasado como Antigua Guatemala. La urbe ha sabido combinar sabiamente la vida moderna con las innumerables riquezas arquitectónicas legadas desde la fundación de la villa.

Sus hoteles, restaurantes, comercios, cafés y comodidades del presente han ocupado su espacio sin que Antigua deje de ser una auténtica joya de la arquitectura colonial latinoamericana.

Ubicada hacia al oeste, a tan sólo 45 minutos de Ciudad Guatemala, reúne un conglomerado de iglesias, ermitas, conventos, museos y ruinas de gran relevancia, cuya importancia trasciende hasta hoy.

Este pintoresco lugar, hogar de gente amable, sencilla, y segundo hogar para muchos extranjeros que han decidido hacer de esta ciudad su residencia, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.

A pesar de las diversas catástrofes naturales y movimientos sísmicos que obligaron a sus pobladores a abandonar la ciudad cuando se encontraba en su mayor apogeo, Antigua Guatemala sigue siendo una de las ciudades coloniales mejor conservadas en Latinoamérica, pues alberga docenas de iglesias y conventos de la época colonial.

La ciudad no fue solo perturbada por movimientos telúricos, sino también por la avalancha de rocas y lodo proveniente de un deslave del volcán Hunapú, más tarde nombrado «Volcán de Agua», por lo que es digno de admirar y respetar la labor de sus habitantes de mantener la ciudad en pie, conservando sus tesoros lo más próximo a su estado original.

DESAFIANDO VOLCANES Antigua Guatemala, «La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Goathemala«, fue fundada por los españoles como capital del reino de Guatemala el 10 de marzo de 1543, luego de que un deslave del Volcán de Agua en 1541 destruyera la anterior capital, que hoy se conoce con el nombre de Ciudad Vieja, a solo cinco kilómetros de Antigua Guatemala.

A partir de esta fecha en la nueva capital del reino español en Latinoamérica se empiezan a construir lujosas casas e iglesias de rica arquitectura, que atrajeron a más de 30 órdenes religiosas de la Iglesia Católica y a prestigiosos arquitectos y escultores de la época en Europa; siendo capital de Guatemala hasta que el 29 de julio de 1773 un sismo la destruye casi por completo, obligando a sus moradores a abandonarla en 1776 y trasladarse al Valle de la Ermita, donde se funda la actual Nueva Guatemala de la Asunción.

En 1830 resurge la vieja ciudad dándosele el nombre de Antigua Guatemala, que al ser reconstruida, y recuperado lo poco que no había sido saqueado o trasladado a la nueva capital, adquiere un carácter único; y el tipo de construcción antisísmica que se adapta al ya existente da origen a lo que hoy se conoce como «Construcción Colonial Tipo Antigua».

SANAR CON AMOR Llegar desde Ciudad Guatemala, ocupa solamente 60 minutos de viaje. No es nada complicado porque los autobuses públicos arriban desde la capital cada 15 minutos, o por una suma módica puedes llegar desde el aeropuerto y los hoteles.

Esta es una ciudad para descubrirla despacio, entrar en sus cafés y restaurantes, detenerse en sus tiendas, sentarse en la Plaza de Armas a escuchar la banda de música y, cuando cae la tarde, acudir a su espléndido hotel Santo Domingo, que se ilumina con 350 velas, que dan a los antiguos claustros y capillas, el mismo tono rojizo que tiene el ocaso.

En ese momento, bebiendo un café con ron y al disfrutar de un espectáculo tan grandioso que impide hablar, solo es posible pensar cuánto costó a estos hombres sanar con su amor las heridas que el tiempo y la naturaleza hicieron a esta ciudad.