Seres mitólogicos, personajes populares del lugar, y muchos que provienen de la historia y tradiciones de la República Dominicana, cobran vida en los múltiples disfraces que lucen los dominicanos durante estas fiestas.
"El Diablo Cojuelo" es un personaje juguetón que se multiplica en numerosos participantes del carnaval y que se ocupa de "pegar duro" a los espectadores para "sacarles el diablo del cuerpo".

La Vega, República Dominicana, (EXCELENCIAS) Aquí la gente baila para espantar al diablo cuenta Valiente Cayo, un típico bailador de la comparsa de Los Broncos, una de las más antigua de La Vega, ciudad a unos 200 kilómetros de la ciudad dónde tienen lugar los carnavales más auténticos de Dominicana.

Un gran espectáculo. Hombres disfrazados de seres mitológicos distinguen estas fiestas que en todo el mes de febrero tiene lugar en el país, pero de forma particular los turista nacionales y extranjeros asisten al de La Vega. También gozan de popularidad el que se celebra en la ciudad de Montecristi, más al norte del país y el que se efectúa en Santo Domingo, dónde se hace además el desfile de todas las representaciones del país.

Significativo aquí es el "Diablo Cojuelo", un personaje juguetón en el cual se sincretizan influencias como la de Venecia, España, África y la América precolombina. Desde todas partes del mundo llegan visitantes para asistir a estas coloridas fiestas donde los diablos aparecen con su bolsa de vejiga de vaca con la cual, a decir de los testigos, "pegan duro". Es la mística de sacar al diablo del cuerpo, con dos o tres fuetazos se va, cuenta el viejo vegano, Alfredo José García, "aquí el que no llora, baila".

La bolsa de vejiga de vaca es una de las tradiciones más antiguas del carnaval. Luego de matar la res se saca la vejiga se seca con sal, ceniza y limón y se deja que el sol la cure. Luego se rellenan y se inflan y los diablillos salen a buscar a quien azotar, también utilizan fuetes al estilo del capataz que azotaba a los negros esclavos en el cañaveral. Buscando a Los Broncos llegamos hasta la cueva donde se alistan para el baile. Sus trajes son con adornos plateados, azul brillante y sus inmensas máscaras realzan el conjunto coreográfico que integran un centenar de bailadores.

Llevan muchos meses los dominicanos preparando comparsas y carrozas para esta fiestas de disfrute popular costosísimas ya que según narran los organizadores la confección de un traje puede rondar entre los $350 o $400 dólares y los cambian cada año. Según narra el sociólogo dominicano Dagoberto Tejada, quien dirige la oficina del carnaval en Santo Domingo esta son fiestas populares en las que se manifiesta la fusión de varias culturas que dejaron su huella en el Caribe.

LOS DISFRACES Los trocitos de espejos, cascabeles, cintas y fibras, plumas y pieles conforman un buen canastos de accesorios a la hora de montar un traje de carnaval. Los disfraces tipifican personales, historias, pero ciertamente las caretas del diablo, los personajes de indios y los reyes africanos están entre los más conocidos.

Cuando se hable del carnaval dominicano hay representaciones muy conocidas: "Roba la Gallina" y se me muere Rebeca" una mezcla de teatro callejero primitivo, pantomima y referencia a las maniobras del circo ateniense. El carnaval dominicano requiere oído, ritmo y sentido del humor para disfrutarlo. "Roba la gallina", -por ejemplo- es un personaje que va por los puntos comerciales disfrazado simulando un gran busto y una buena "cola".

Se arropan de tiras de colores, plumas y rellenos de vistosos y van arroyando por las calles tras un tamboreo y el canto de los seguidores. La "gallina" es seguida por niños y jóvenes que van musicalizando una tonada que dice: "roba la gallina, palo con ella", pero los dueños de negocios no dan palo, por el contrario regalan caramelos, dulces y dinero que la "gallina" va tirando hacia sus polluelos (léase seguidores). Otra muy conocida es "Los Africanos" personales pintados de negro con carbón y aceite quemado (antes era aceite de palma) y bailan al estilo de los cabildos de la etapa de la esclavitud. Muy tipificada en el carnaval esta la muerte. El disfraz de las carabelas es común y los niños se divierten al "poderla" tocar. Esta burla a la muerte este baile a la "pelona" como le llaman tiene que ver con las costumbre traídas por las tribus africanas, donde se hace fiesta cuando el Rey va al otro mundo, por mandato divino.

LOS BAILES El dominicano nació para bailar. En el carnaval se disfruta de todo tipo de música pero el merengue busca su espacio, se instala en el corazón del pueblo y niños, jóvenes y viejos le hace tributo a esta música que es de aquí, con raíces de todas partes. Era 1850 cuando nació el merengue. Era baile un de ciudad. Las parejas movían ágiles sus pies -- sin brincos ni movimiento fuerte. Movimientos estilo de vals, donde el hombre enamora a la mujer, al estilo de un gallo que hace rueda a la gallina. Le dicen "música de aire dulce". También en los carnavales se suele oír el Palmiche. La nuevas generaciones no la conocen, es una música superado por nuevas sonoridades, pero durante el carnaval se escucha y entonces los viejos sacan la historia de cuando Rafael Solano, el gran músico dominicano la llevó a niveles estelares.

El palmiche, tiene influencia de ritmo haitiano y surgió por allá por el norte del país, en Dajabón ciudad fronteriza con Haití. La bachata, un ritmo de origen campesino considerado por mucho tiempo género menor, ahora se disputa los espacios de popularidad y en el carnaval como más se divierte un dominicano es con " Bachata". Después de ganarse un sitio en el mercado nacional logró su pasaporte y se asentó en México y Estados Unidos. Voces que hacen bailar aquí con son , bachata, merengue son Juan Luis Guerra (Bachata rosa) y Víctor Víctor (Mesita de noche), Willy Quesada y Sergio Vargas, citando sólo algunos nombres de la música dominicana, por que aquí en cada piedra crece un buen cantante y en cada árbol aflora un músico. El paseo del carnaval en Dominicana es definitivamente una fiesta popular. Cuando amaneces en las calles y te sorprende el sol te das cuenta que cómo dijo el poeta esta es la ruta del sol, pero es además el alma de la música.