Marqués de Riscal, de Frank Gehry
Don Rafael Ansón Oliart, Presidente de la Real Academia de Gastronomía de España
Bodegas Portia, de Norman Foster
Freixenet

Los grandes arquitectos se han convertido en verdaderas estrellas internacionales. Hubo un tiempo en que se prestaba una muy escasa atención a quien realizaba el proyecto para una obra. Un edificio se consideraba representativo de una época o de una cultura, pero raramente se rendía tributo a quien había tenido su diseño en la cabeza y había conseguido finalmente ejecutarlo.
Pero hoy ejercen como grandes líderes de opinión, como estrellas mediáticas incluso. Junto a los diseñadores, se sitúan entre los creadores más de moda, autores a quienes se reconoce por encima incluso de literatos, pintores y escultores. El arquitecto es hoy “el artista total” y se le rinde pleitesía por todas partes.

El entorno del vino como destino turístico
Pues bien, ahora estos profesionales encumbrados, situados al frente de poderosos equipos y gabinetes y con ramificaciones por todo el mundo, han decidido acercarse también al mundo del vino, con un objetivo singular: convertir las bodegas en destino turístico codiciado.
Si hasta hace unos años sus diseños se centraban en museos o en puentes, en torres de comunicaciones o en palacios de congresos, ahora han descubierto que la industria enológica y sus sancta sanctorum ofrecen unas inmensas posibilidades creativas, siempre que se respeten unas cuantas leyes básicas desde el punto de vista arquitectónico: la luz, el entorno, el objetivo y el clima.
Así, y de forma curiosamente acompasada, grandes arquitectos nacionales e internacionales, aclamados, reconocidos y prestigiosos, han puesto en marcha edificios destinados a dar el “pistoletazo de salida” a un proceso imparable de aparición de nuevas bodegas por todos los rincones de España. Porque, a lomos del impresionante desarrollo del universo del vino, las bodegas resultan un territorio con presente pero con mucho más futuro.
De esta fecunda interrelación entre arquitectura y vino existen una serie de magníficas muestras. Podríamos citar más de una veintena de bodegas distribuidas por todo el territorio nacional y que pertenecen a muy diversas Denominaciones de Origen, encabezadas por las más tradicionales como Rioja, Ribera del Duero, Penedès, Valdepeñas, Priorato, Navarra o Jerez.

Tres grandes ejemplos en La Rioja
Algunas de las joyas arquitectónicas son de construcción reciente y se han convertido en objetivos turísticos de sus respectivas regiones, como la de Marqués de Riscal (www.marquesderiscal.com), en Elciego (Rioja Alavesa), obra de Frank Gehry, un verdadero proyecto escultórico de líneas envolventes y piezas prismáticas de distintos niveles y colores que evoca al Guggenheim de Bilbao.
Espléndida es, asimismo, la de Ysios (www.ysios.com), de Santiago Calatrava, también en La Rioja, que representa una hilera de barricas y crea una nueva silueta a los pies de la Sierra de Cantabria. Por su parte, la ampliación de la Bodega López Heredia Viña Tondonia (www.lopezdeheredia.com), en Haro, de la multipremiada arquitecta Zaha Hadid, plantea un envoltorio que acaba convirtiéndose en un elemento orgánico.

Navarra, la Ribera del Duero
y Somontano
En Navarra está Señorío de Arínzano (www.arinzano.es), de Rafael Moneo, genuina bodega paisajística entrelazada con el entorno de una torre defensiva, una casona y una capilla neoclásica; y en la Ribera del Duero, la sede de la bodega Protos (www.bodegasprotos.com), obra de Richard Rogers, situada en la localidad vallisoletana de Peñafiel, con una vista que, desde el castillo local, sobresale por sus cinco bóvedas y su planta triangular. Y también es espectacular Portia (www.bodegasportia.com), del Grupo Faustino, funcional y atrevida, creada por Norman Foster como una estrella que surge de la tierra.
En el Somontano, otra de nuestras grandes regiones vinícolas, Irius se ubica en un edificio cerca de Barbastro que firma el arquitecto Jesús Marino Pascual, autor también de la Bodega Darien (www.darien.es), en La Rioja, a siete kilómetros de Logroño. Ambos edificios se integran perfectamente en el entorno. En las afueras de Olite, en Navarra, Francisco Mangado proyectó las espectaculares bodegas Marco Real (www.familiabelasco.com).
El singular mundo arquitectónico del Jerez y el Cava
Otros tienen mucha mayor solera derivada de su antigüedad, como la Real Bodega de La Concha, de Jerez, obra realizada a partir de bocetos de Gustave Eiffel en 1869 que fueron muy rompedores para la época; o las Cavas Freixenet (www.freixenet.es), en el Penedès, de Josep Ros y Ros, datadas en 1927, con su cuidada mezcla de estilos, sus tintes novecentistas y sus dos cuerpos en forma de torres de estilo medieval. Hay algunas que son incluso verdaderos museos de arte, como las Bodegas Tradición de Jerez (www.bodegastradicion.es), con una espectacular colección privada de pintura española.
No quisiera fatigarles con este recorrido, porque lo mejor es que lo vayan descubriendo en sus viajes enológicos por España, en los que, además, no solo encontrarán arquitectura sino que a su lado emerge la excelente calidad de nuestros grandes vinos, tesoros emblemáticos que son una síntesis de saber hacer, cultura y territorio.
Esta diversidad explica por qué visitar bodegas se ha convertido en uno de los grandes atractivos turísticos de nuestro tiempo. Alrededor del enoturismo, este recorrido artístico nos permite descubrir las catedrales del siglo XXI.