La otra Habana
Desde 1900 a 1929 La Habana cambió su rostro arquitectónico. Se entrelazaron nuevos caminos de ida y vuelta que, de pronto, abrieron inéditas rutas de confortable vialidad. El crack de 1929 puso freno a esta vertiginosa transformación constructiva. Fueron los años treinta un lento decursar donde poco o nada original se erigió en la capital.
Recién finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945, la ciudad volvió a lanzarse a una meta añorada: la modernidad avanzada. Mientras los antiguos palacios de intramuros se deterioraban, La Habana rotaba su centro hacia el oeste y, en apenas una década, La Rampa se vestía de largo convertida ya en el corazón de una época nueva.
Así se conformó, sin pérdida de tiempo, la frontera extramuros de la ciudad antigua. Veámos algunos de sus grandes hitos.
Hotel Inglaterra. Construido en 1875 se le reconstruyó en 1901 a un costo de trescientos mil pesos oro. A cada una de sus cien habitaciones se les instaló teléfono mientras al hotel, en su totalidad, se le concedía el lujo de la luz. Por estas añadiduras se le incluyó entre los mejores hoteles del mundo de principios del siglo XX.
Es, con mucho, el más antiguo de los hoteles habaneros. En 1981 se le declaró Monumento Nacional, puesto que en esta instalación se hospedaron, alternativamente, el legendario mayor general Antonio Maceo, el tenor Enrique Caruso, el poeta Julián del Casal, el campeón mundial de ajedrez José Raúl Capablanca y otros muchos famosos.
El Capitolio. Tres años se prolongaron las obras del Capitolio (1926/1929). Su pórtico, según expertos, "reinterpreta con una nueva dimensión los tradicionales portales de la ciudad". Pero ¿quién puede negar que se parece demasiado al de Washington? Sus constructores siguieron con gran fidelidad la pauta de los edificios del mismo carácter construidos en muchos estados norteamericanos y algunos en América Latina. El de La Habana, soberanamente hermoso, no fue la excepción. La Quinta Avenida. La Habana, como Nueva York, también tiene su Quinta Avenida. No son iguales pero representan lo mismo: días de esplendor citadino. La habanera comenzó a construirse en los años de La Danza de los Millones que desató el boom azucarero mundial (1916) y vino a terminarse alrededor de 1955. El importante y utilísimo eje vial capitalino se extiende a lo largo de 13,5 kilómetros, por los que circulan a diario miles mil vehículos.
Reparto Miramar. Antes que se diseñara y comenzara la construcción de la Quinta Avenida, los habaneros pensaron y actuaron a favor de tres experiencias urbanísticas muy novedosas a principios del siglo XIX: los exclusivos repartos Miramar, Country Club Park y Playa.
Miramar fue el primero de ellos y sus planificadores trazaron las nuevas calles con gran similitud respecto a las de Manhattan. Aprobado en 1911, Miramar tomó auge a partir de 1918. La Quinta Avenida, en realidad, fue consecuencia de la fundación de este reparto por iniciativa de los "nuevos ricos" deseosos de segregarse de la "vieja" ciudad.
Country Club Park no alcanzó a crecer como lo deseaban sus proyectistas, pese a que en sus fronteras se construyeron las más lujosas residencias del país, de fría belleza arquitectónica.
Playa terminó con una reconocida expansión horizontal y un rostro cada vez más popular, lejos, más lejos cada día de la inconmovible alcurnia del Country y Miramar.
Hotel Nacional de Cuba. Esta es la instalación turística más representativa del país. Inaugurada en 1930, se considera una pieza clave en el logro turístico de Cuba emprendido en la década de 1990. Su Galería de Famosos es la más amplia de la hostelería cubana. Desde Johnny Weismuller a Diego Armando Maradona se han instalado en sus habitaciones. El chileno Lucho Gatica y el mexicano Pedro Armendáriz lo visitaban con mucha frecuencia.
Habana Riviera. Este hotel estilo horizontal con una torre de 18 plantas se inauguró el 10 de diciembre de 1957. La ceremonia se transmitió en directo a Estados Unidos a través del programa De costa a costa con la sorprendente presencia en La Habana de Ginger Rogers y una revista musical dirigida por Jack Cole que inauguró, a la vez, el cabaret Copa Room. El casino de juego del Habana Riviera fue el "bunker" del mafioso Meyer Lansky mientras vivió en esta capital. En 1963, el Gobierno revolucionario clausuró los casinos existentes en el país y el hotel se "cubanizó" al pasar a llamarse Habana Riviera.
El Focsa. Con 121 metros de altitud, 35 pisos y más de 350 apartamentos, el FOCSA (hijo de la compañía Fomento de Obras y Construcciones Sociedad Anónima, cuyas siglas le dieron nombre al edificio) fue construido hace ya casi medio siglo. Inaugurado en junio de 1956 se le consideró la segunda construcción de hormigón armado más alta de su tiempo. Un dato curioso: no se utilizaron grúas pues los estimados contables arrojaron que su uso elevaría demasiado los costos de la obra. Fue la primera vez que, en Cuba, se utilizaron computadoras para resolver el complejo sistema de ecuaciones que planteó a sus ejecutores este proyecto constructivo. Plaza Cívica/ Plaza de la Revolución. La intención de construir un "centro cívico" para La Habana, con grandes parques y edificios administrativos, se gestó en 1922. El lugar escogido: La loma de los Catalanes. Tres millones de pesos costó la adquisición de estos terrenos. Sólo aproximadamente 38 años después, luego de ilegales manipulaciones como consecuencia del inestable funcionamiento del estado cubano de entonces, se vinieron a concluir el Monumento a José Marti (en el centro) y varios edificios cercanos que albergarían el Palacio de Justicia (hoy Palacio de la Revolución), el Ministerio de Comunicaciones, el de la Renta de Lotería (Junta Central de Planificación), la Biblioteca Nacional, la sede del Ministerio de las Fuerzas Armadas y el Teatro Nacional. También se incluyó en este proyecto el Tribunal de Cuentas (actualmente Ministerio del Interior) desde cuya fachada hoy el rostro del Guerrillero Heróico, Ernesto Che Guevara, observa insomne una parte importante de la antigua Plaza Cívica que mundialmente se conoce ahora como Plaza de la Revolución. El lugar posee la grandeza de una historia intensa que le concede el hecho indiscutible de haber sido escenario de numerosos memorables discursos del presidente Fidel Castro, desde que el 22 de enero de 1959 se celebró en este sitio la primera multitudinaria concentración que resumió la "Operación Verdad". El Memorial Martí cuenta con una biblioteca, un museo y una sala de exposiciones, y desde lo alto de sus galerías se abarca un radio de visión de más de 60 kilómetros.
La Escuela y el Instituto Superior de Arte. La fundación de las Escuelas de Arte (1962) en los antiguos campos de golf del Country Club marcó un hito en la fisonomía habanera. Tres arquitectos dirigieron el milagro arquitectónico de la primera Escuela Nacional de Arte (ENA) creando un ámbito de naturaleza culta para la enseñanza artística. En 1976, el mismo año que la Revolución creó su Ministerio de Cultura, inició allí sus labores el Instituto Superior de Arte (ISA) estableciendo, por primera vez en la Isla, el nivel universitario en los estudios de Artes Escénicas, Artes Plásticas y Música. En 1986 el Instituto amplió sus Facultades con las especialidades de Danza y Cine, Radio y Televisión. Hospital "Hermanos Ameijeiras". Junto al malecón habanero, de cara al horizonte líquido por donde corre la Corriente del Golfo, se yergue el más grande complejo clínico-quirúrgico de Cuba y uno de los mayores de América Latina, inaugurado el 3 de diciembre de 1982. Por sus dotes de excelencia, la Organización Panamericana de la Salud lo declaró Centro de Referencia de América Latina para los centros hospitalarios de alta complejidad. Su nombre rinde tributo a Gustavo, Juan Manuel y Angel Ameijeiras, mártires de la gesta armada cubana contra el tirano Fulgencio Batista. La instalación hospitalaria configura un complejo arquitectónico de 75 mil 500 metros cuadrados y fue construido y equipado a un costo de más de 60 millones de pesos.
La Rampa Habanera. Los años sesenta del pasado siglo representaron una etapa de mucha creatividad en la arquitectura mundial. "Fue la etapa de oro de La Rampa", asegura el arquitecto Mario Coyula a quien le he escuchado, más de una vez, declarar que este entorno "fue el Times Square cubano".
Un sitio donde, desde siempre, la animación popular se muestra desbordada y cosmopolita como en ninguna otra ruta capitalina.
Lo cierto es que allí se construyó, hace cuarenta años, una obra de curiosa gran magnitud para la ciudad: el Pabellón Cuba, sede excepcional de las más coloridas y atractivas ferias de artesanía y arte desde los días de su inauguración.