- Isaías Rojas, o cómo hacer la danza folclórica en el siglo XXI
Mucha tinta ha corrido para discursar sobre las de asumir las danzas folclóricas en el siglo xxi. Se trata de preservar y desarrollar las tradiciones en un mundo donde la globalización impone modelos de conducta. En la trayectoria artística de Isaías Rojas, bailarín y coreógrafo, director de la Compañía Ban Rarrá, pudieran encontrarse algunas respuestas.
En su natal Guantánamo bebió de las tradiciones de esa zona del oriente cubano, donde se baila y se canta en cualquier circunstancia. Allí llegaron oleadas de migraciones procedentes de Haití y de Jamaica, islas vecinas, gente que venía en busca de trabajo para ganarse el sustento, sobre todo en tiempo de zafra azucarera, y dejaron hábitos, creencias, música y bailes que se fundieron en el tronco de la nación cubana.
Isaías fue fundador de Danza Libre, junto a Elfrida Malher, bailarina norteamericana, fundadora de Danza Contemporánea de Cuba, que se asentó en Guantánamo y fomentó el desarrollo de la danza en esa ciudad. El maestro guantanamero ya había fundado el grupo de danza 10 de Octubre, con trabajadores aficionados, que fue el núcleo que dio paso a Danza Libre, con el cual ganó muchos premios y se granjeó el reconocimiento como bailarín, coreógrafo y pedagogo. Se recuerda su manera de asumir el personaje del orisha Babalú Ayé, con fuerza y precisión en el desplazamiento por el escenario.
A finales de los años ochenta del pasado siglo, Isaías cursó estudios superiores en la Universidad de las Artes (ISA), donde intercambió con artistas de otras especialidades, lo cual enriqueció su perspectiva creadora. Ya había estudiado en la escuela del Caney de las Mercedes, luego en la escuela de arte del Yarey. También estudió en la Escuela Nacional de Instructores de Arte, de La Habana, y en el Centro Nacional de Escuelas de Arte.
En 1994, Isaías fundó Ban Rarrá, compañía con la que ha desplegado toda su creatividad a través de un estilo espectacular, en el cual prevalecen los juegos de fuerzas y los juegos con fuego, el uso de machetes, batutas, mesas, banderas. La música se ejecuta en vivo, con tambores y voces. Todo el trabajo danzario se sustenta en la técnica de danza moderna y en la investigación de la influencia franco-haitiana en Guantánamo a través del gagá, el vodú, los bailes de salón, y en la fuerza de los bailes campesinos como el changüí, el nengón y el kiribá. Al asentarse en La Habana, se nutrió de otros géneros como la rumba de los solares y la rueda de casino. La agrupación ha realizado más de treinta espectáculos.
La conga reversible, coreografía que realizó para el performance de igual nombre de Los Carpinteros, para la Bienal de La Habana de 2012, recibió el Premio Villanueva de la Crítica.
De carácter jovial, Isaías tiene una extraordinaria capacidad como pedagogo, talento que despliega hoy en la Facultad de Arte Danzario de la Universidad de las Artes, y en su compañía, donde imparte talleres de bailes cubanos.