Que la cultura sea nuestra inspiración
Este 15 de agosto, cuando se iluminaron las ruinas de Panamá la Vieja y pudimos divisar en la noche la vetusta torre símbolo de los 500 años de existencia de Ciudad Panamá, quedó evidenciada nuevamente para mí la necesidad de invertir en el fomento de la cultura, sea en la puesta en valor del patrimonio para el conocimiento de la historia por las nuevas generaciones, su incentivo para el turismo como motor de desarrollo sustentable, y hasta para el sostenimiento de la propia autoestima de nuestras naciones.
Es quizás la lección que nos deja este tipo de acontecimientos, y es estéril dedicarle siquiera un minuto a los que intentan restarles crédito, tanto en Ciudad Panamá como en La Habana, porque las actuales capitales no se encuentran en el mismo punto de la otrora fundación. De un plumazo los borraría el Historiador Eusebio Leal, cuya gesta por la restauración de La Habana Vieja es un modelo de vida y obra.
Lo esencial es aprovechar al máximo estas fabulosas oportunidades que aún se extenderán por todo un año, e ir más allá de los anuncios del 500 en las paradas de los autobuses, la imagen en las tarjetas del metro y las placas de los automóviles. Máxime cuando Panamá fue declarada desde el 2016 Capital Cultural Iberoamericana por la Unión de Ciudades Iberoamericanas, y La Habana Capital de la Coctelería en Iberoamérica por la Academia Iberoamericana de Gastronomía. Hay tanto aún que es posible hacer…
Es el espíritu que evidenciaba el Congreso de Arquitectos del Istmo que acaba de reclamar volver a soñar la ciudad y rescatar el patrimonio edificado, la convocatoria de los escritores panameños en la Feria Internacional del Libro, y que se aprecia en las decenas de vigorosos murales de los pintores en las veintiséis demarcaciones, por iniciativa de la Alcaldía de Panamá.
En medio de la tercera edición del Panamá Ballet Festival, a fines de julio, dos jóvenes primeras figuras del Ballet Nacional de Cuba, Grethel Morejón y Dani Hernández, ofrecieron clases magistrales a los estudiantes panameños. Y me preguntaba por qué no era este un hecho más común en el intercambio cultural si La Habana y Panamá eran ciudades puerto, y el próximo 16 de noviembre la primera estará igual celebrando su medio milenio.
Recurro a la propuesta que harán muy pronto a la Unesco varios países del área, liderada por el Consejo Nacional de Patrimonio de Cuba, y a la que se sumaron con entusiasmo los amigos dominicanos, colombianos y venezolanos. Nació de los debates en el Seminario Gastronómico de Trinidad, pujante ciudad patrimonial y turística, acerca de la necesidad de que el casabe, alimento originario de los primeros habitantes del Caribe, sea inscrito en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Es por esa razón que el Grupo Excelencias está promoviendo que La Habana, a propósito de las celebraciones por el medio milenio, establezca un nuevo récord justo el Día de los Récords Guinness, y que inscriba el mayor desfile de carros antiguos que pueda sucederse, todo un canto a la creatividad y la innovación, al sostenerlos por encima de cualquier carestía y bloqueo.
Para quien aún crea que desvarío regreso al editorial publicado por los veinte años del Grupo Excelencias: «En 1983 hice mi primer viaje a República Dominicana. Ahí comencé a conocer estos pueblos tan ricos, diversos y divertidos respecto al viejo continente. En 1992 viajé a Cuba, y a partir de ese momento fui conociendo poco a poco los países del Caribe. Pero fue en el año 1997 cuando se despertó el ansia de comunicar a los demás aquellas excelencias que yo había podido conocer: la diversidad fue el elemento que más me conmovió».
Entonces dijimos que cumplir dos décadas de existencia no había sido un reto, sino tan solo seguir nuestros instintos de comunicadores y tener una idea bien clara que en estos 500 de Panamá la Vieja y La Habana es una constante: «Iberoamérica y el Caribe fueron nuestra mayor inspiración». Hoy lo siguen siendo en cualquiera de nuestros pasos. Que la cultura sea siempre ese reservorio inagotable donde bebamos todos.