- Ballet Español de Cuba. Simbiosis de creatividad
Por las hendijas de los ochenta asomó el genio de lo español de la mano de una agrupación que en el tiempo se ha ganado al público cubano y al de muchas otras latitudes con espectáculos que hablan de nuestra identidad. Porque en estos más de treinta años no han sido artistas nuestros que intentan bailar a lo español con un acento pintoresco, sino bailarines que descubren la raíz hispánica que hay en todos nosotros.
Cuando se observan los espectáculos del Ballet Español de Cuba aparece nítidamente la influencia del flamenco en nuestros ritmos y en la fuerte base percutida de la música y el baile de la isla grande del Caribe. Se baila con todo el cuerpo, con las manos, con los pies, con la mirada. Hay mucho más -simbiosis, creatividad, ganas de hacer- que se multiplica en la escena ante cada nueva salida.
El Ballet Español de Cuba (BEC) fue fundado en 1987 bajo los auspicios de la prima ballerina assoluta y directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso. En sus inicios fue bautizado como Conjunto de Danzas Españolas del Gran Teatro de La Habana. Más tarde cambiaría su nombre por Ballet Español de La Habana, hasta alcanzar el que ostenta actualmente. La primera directora de
la agrupación fue Olga Bustamante, hasta que en 1993 toma el cargo el bailarín y coreógrafo Eduardo Veitía. A partir de este momento se trazan nuevas líneas a seguir para perfilar su trabajo y mantener siempre las mejores tradiciones hispánicas -la riqueza y colorido de las danzas regionales, el refinamiento del baile clásico español, la gracia de la escuela bolera, el fuego del flamenco-, hacia obras con un carácter más contemporáneo en cuanto a temáticas y soluciones estético-dramáticas.
Es una etapa en que llegan a la agrupación bailarines de las Sociedades Españolas, el Ballet Nacional de Cuba, Danza Contemporánea de Cuba, Ballet de Camagüey…, y se comienzan a preparar para hacer obras de baile español. Todo eso brinda nuevos aires y estilos a la agrupación, que va encontrando una personalidad. Como Ballet Español de Cuba alcanza un punto cimero. Se funda la primera unidad docente, que les brinda un nivel técnico a los bailarines y es cantera de donde se nutre la compañía. De España llegan agrupaciones, personalidades de la danza, maestros, coreógrafos que enriquecen el quehacer danzario. Marienma, Trini Borrull, Pastora Matos, Manolo Marín, Goyo Montero, José Antonio, Maria Juncal, Francis Núñez, Marieta Romero, Joan Fosas, Pablo Egea, Ana Ruiz, Hierba Buena, Antonio El Pipa, la Compañía Folclórica de Andorra, la Fundación Antonio Gades y su profesora Estela Araujo y esposo, Cristina Hoyos y muchos otros lo colocan en un nivel más alto.
Aparecen en el repertorio obras interesantes con nuevos aires y diversos estilos que enriquecen la escena, y el BEC adquiere mayoría de edad. Con esta savia nutricia, el BEC comenzó a ganar en madurez, nivel artístico-técnico, belleza interpretativa y prestigio al asumir obras muy elaboradas, como La vida breve, Aquel brujo amor, La casa Alba, Carmen, La Habana Valdés -inspirada en la Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde-, así como El fantasma, que trajo a la escena un hálito de aventura y romance.