Gran Teatro de La Habana
Vista interior del Gran Teatro de La Habana.
Leonardo Tur, director del Gran Teatro de La Habana.
Antonio Sixto Saavedra, director de Tecnoescena.

EL GRAN TEATRO DE LA HABANA

La ascensorista te explica que esa hermosura de salón es la Sala Alejo Carpentier; el custodio tiene contadas para la entrega las losas de mármol; la recepcionista te registra en un libro, sea quien seas… Hay constructores que desandan dando gritos los sótanos del antiguo teatro Tacón, y arriesgados pintores que se esmeran sobre el escudo del Centro Gallego, y técnicos que sueldan grandes varas en el tabloncillo donde tantas veces ovacionamos a Alicia Alonso, cuando en los festivales internacionales llega a saludar con todas las generaciones del Ballet Nacional de Cuba.

Aquí se pinta, allí se pule, acá se sacan cuentas: el Gran Teatro de La Habana (GTH), el García Lorca, uno y todos a la vez, es ahora mismo una gigantesca colmena a punto de estallar. La más trascendente inversión del Ministerio de Cultura de la República de Cuba está a punto de asombrar al mundo. Y ha sido casi en silencio, como han de hacerlo los que saben querer.

Cuando se abran las puertas del Gran Teatro de La Habana, antes Tacón y Teatro Nacional, hoy nombrado García Lorca en emotivo homenaje al poeta español, y los ojos del mundo puedan disfrutar el esplendor de una restauración sin igual, entonces podrá apreciarse en toda su magnitud la proeza de muchos de estos hombres anónimos para las agencias de prensa.

Saltos y giros de una obra
(Leonardo Tur, director del Gran Teatro de La Habana).
Fue un momento de mucha tensión cuando las primeras figuras del Ballet Nacional de Cuba vinieron a probar el tabloncillo, porque la remodelación del escenario es parte de la inversión capital, y como se habían sustituido columnas de madera muy antiguas, teníamos el temor de que perdiera sus propiedades. Ellos tampoco lo habían visto y quedaron altamente impresionados.

Se paró prácticamente la obra. Constructores, inversionistas, todo el mundo pendiente de aquella muchacha, ligera, que daba unos saltos impresionantes en el escenario. Ella giraba, miraba, con su pareja en la escena, y solo nosotros como público a la expectativa. Hasta que Viengsay Valdés dijo que estaba bien, y todos respiramos y sonreímos. Es un recuerdo hermoso.

Les hicimos un recorrido por toda la restauración, y no sabíamos quién estaba más emocionado. Hay fotos de ese instante: cuando los llevamos al salón de ensayo de la orquesta acompañante, que hace un trabajo tan singular; cuando vieron los detalles de la fachada, desde adentro.

Cuando subieron por primera vez los restauradores, los torreones estaban en peligro de derrumbe. Y hubo que hacer un reforzamiento de las estructuras, de las cuatro bóvedas que componen la edificación y que estaban muy dañadas, donde apenas cabe un hombre de pie; una labor muy difícil.

No imaginamos que esta inversión llegara a ser tan integral. Empezamos a hacer acciones para detener el enorme deterioro del edificio en algunas áreas, sobre todo encima del escenario. La instalación en toda la manzana es de alrededor de dieciséis mil metros cuadrados. Y a continuación comenzó la exigencia de abarcar toda la instalación, desde los sótanos hasta la cubierta, de la Carpentier hasta la Lorca. Abarcaba toda la parte tecnológica y el clima general para todo el edificio, hoy moderno, de agua fría, de los más eficientes.

Un aspecto muy importante para el GTH es la recuperación de los tres niveles de camerinos. Antes era un teatro de muchas limitaciones, sin confort, ni siquiera con las condiciones mínimas necesarias como el baño de cada uno. Se han recuperado, entre otros, el sistema contra incendios, gracias al apoyo de terceros como Sepsa, así como Ecometal en el caso de los elevadores.

Lo que más me ha impresionado es el rescate del lobby original, como se concibió, que estaba tapado a la mitad por el correo. Se retiraron los dos muros que lo dividían y se trasladaron los murales. Incluso se retiró el cabaret y se recuperaron los locales que van a estar incorporados a la sala principal. Los salones del Centro Gallego están regresando a su belleza original: las escaleras de mármol, los techos, todo restaurado.

Telón, luces y algo más
(Antonio Sixto Saavedra, director deTecnoescena).
Hemos utilizado la experiencia de montar todos los teatros del país, para este reto de lograr el máximo de calidad dentro de las posibilidades a nuestro alcance. Ya en el Teatro Martí habíamos tenido que compatibilizar sistemas técnicos muy modernos con una edificación de grado de protección uno. Y ahora es el Gran Teatro de La Habana, mucho más grande, complejo, y de una arquitectura esplendorosa, desde el lobby hasta la fachada. La obra insignia del Ministerio de Cultura, al cual nosotros pertenecemos.

Al García Lorca entramos por vez primera a mediados de 2014, con trabajos leves. Hoy enfrentamos el montaje de los sistemas especializados de audio y luces, de la mecánica escénica, todos los que son decisivos para mantener la acústica del Gran Teatro.

Primero, el tabloncillo nuevo hasta los tacos, el salón de calentamiento, el salón de ensayo de la orquesta. Ya pusimos la alfombra y butacas nuevas en paraíso y tertulia, y comenzamos a colocar en cada piso hasta la platea. Fabricaremos la telonería en nuestros talleres, con excepción del telón de boca y el arlequín.

Hemos tendido nuevos todos los cables y conductos de los sistemas especializados de audio y luces, y estamos en fase de montar registros y conectores para la conexión de estos equipos, determinantes en la calidad del espectáculo.

Se han adquirido sistemas de audio y luces del primer mundo. En el audio, los colores de los equipos serán los mismos que las paredes, para que no sea un estandarte de hierro en una esquina y se integren con armonía. Los actores podrán utilizar una microfonía diversa, de la más moderna, distintos tipos en correspondencia con las exigencias de la obra.

En el caso de las luces, se trata de un sistema muy moderno, desde las fábricas elite, y se concibió un equipamiento con más de cuatrocientos puntos de luces, con una capacidad en los dimers de seguir instalando equipos en correspondencia con los requerimientos de las mejores compañías de ballet y para competir con cualquier otro escenario con luces inteligentes. Es una inversión millonaria en cuanto a este tipo de equipamiento.

Nuestros trabajadores están muy comprometidos y motivados. Por eso cada vez que se termina un objeto de trabajo se estimula a quienes se han destacado. Aspiramos a dar servicio a los países miembros del Alba, porque ya es nojaut propio, porque son equipos, brigadas por especialidades, con un coordinador, que han ido superando sus ritmos de trabajo y la calidad de la misma.