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En Cuba, lo que más vale es el pueblo. Raúl Roa.

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Centro Histórico de La Habana Vieja. Restaurar el alma y las piedras

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Excelentísimo Sr. Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación de Rusia, Andrey V. Dmitriev

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Qué calor!!!

Aquí, en Europa, hace mucho calor estos días. Sí, ya sé que en el Caribe también hace calor, pero es diferente. Es un calor de agua, de música y de las gentes que encuentras en sus calles. Yo siempre pense que el verano sólo podía ser agradable para pasarlo en paraisos perdidos, a la orilla de playas de arenas blancas con el sonido de las olas de fondo, y lo sigo pensando. Qué es lo que nos mantiene vivos en estas ciudades-bloque si no los sueños de escapar de ellas? El Caribe es ese sueño que no pasa de moda, que se mantiene como mito misterioso aunque cada vez se viaje más y se conozcan más cosas por los medios de comunicación. Tiene la habilidad de hacernos pensar que cuanto más conocemos, más queda por conocer, y que si lo que vimos no es tan paradisíaco es porque nos quedan multitud de mundos soñados más allá. Estamos en la recta final de este verano urbano. Un paso más y sentiremos el frescor del mar Caribe. Para los que no lo consigan este año, la receta es sumergirse en nuestras páginas, enfrente del ventilador, bien agarrados a la eterna esperanza de que la próxima vez será.

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Qué calor!!!

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¡¡¡Sabor!!!

¿Qué tiene el Caribe sino sabor?, un sabor intenso y peculiar que no deja indiferente a ningún paladar. ¡Y como plato exquisito ofrece tantos matices!

Nosotros hemos preparado un menú de primavera que curiosamente empieza por lo más dulce: la caña de azúcar, pero es para no volvernos locos y perder tantas reglas absurdas como tenemos en este mundo tan ordenado. En el Caribe todo es posible, y empezar por el postre también.

Continuamos con algo de fuerza volcánica, pero suavizada con la bruma y el verdor de St. Pierre y como plato principal: Santiago de Cuba, una explosión de colorido, de música, de pasión por la vida que nos llega desde cualquier rincón o desde cualquier mirada de un santiaguero, siempre orgullosos de serlo.

Pero no sólo la comida hace que una velada sea inolvidable, son los detalles que nos llenan el espíritu de ganas de vivir y también un buen habano, símbolo inimitable de la fuerza del Caribe.

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¡¡¡Sabor!!!

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Caribe verde, azul y...

En excelencias 22 el mundo es verde y azul. Azul, porque el Caribe es así inmenso y azul, y así lo imaginamos todos cuando oímos esa palabra mítica. Y verde porque la naturaleza es virgen aún en muchos países del entorno. Queremos en este número daros ejemplos de estos colores. Bucear al sur del Caribe es el azul profundo, Cuba Occidental, con Pinar del Río y Viñales, lo verde, el verde más intenso de una parte del país que será una sorpresa para muchos que pensaban que en Cuba estaba todo visto. Sin embargo el Caribe es una paleta infinita de colores, como lo han expresado los países reunidos en Nueva York. Y entre todas las conclusiones alcanzadas hay otro color difícil de definir que brilla sobre los demás: Internet. ¿Sabe alguien de qué color es el ciberespacio?. Yo no tengo la respuesta pero como todo, depende del cristal con que se mire. Esta vez el Caribe es verde y azul, la próxima, el número 23 nos lo dirá.

En este número 21 os presentamos la explosión de los Carnavales, la paz del campo cubano con la belleza indescriptible de sus paisajes, el testimonio histórico construido a través de los siglos de Campeche y una pequeña parte más comercial en las ferias más importantes del mundo.

Todo unido forma eso que tanto nos atrae, lo diferente, el mundo desconocido y lejano que aunque cuando es cercano pierde su magia, tenemos el tiempo maravilloso de soñar con su perfección y perseguirla hasta llegar. Sigamos persiguiendo el Caribe y su mito, y si alguna vez uno de esos mitos se nos cae pues alcancemos el siguiente, el mundo es casi infinito.

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Caribe verde, azul y...

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Contrastes

Efectivamente la vida está llena de contrastes. En marzo tenemos el mundo de Carnaval, llenando las calles de colorido y bailes. Y en abril, la Semana Santa lleva a muchos rincones del planeta el recogimiento, la devoción y, en muchos casos, el sacrificio. El Caribe es otra muestra más de estas diferencias, que conviven en armonía o ignorancia. Encontramos lujo, pobreza, peligrosidad, inocencia, belleza, decepciones y tenemos que aceptar que eso es la vida, el bien y el mal, lo bonito y lo feo, juntos. Para nosotros el Caribe nunca fue el mito perfecto en el que todo es azul, siempre hace sol, y las parejas perfectas pasean por las blancas playas. El Caribe es como cada pequeña cosa del planeta, con sus dos caras. Es así que hay países que nos emocionan y otros que nos dejan indiferentes. De esta manera, tratamos de mostrarlo, siempre en profundidad, con todos sus matices y con los contrastes que los hacen estar vivos. En este número 21 os presentamos la explosión de los Carnavales, la paz del campo cubano con la belleza indescriptible de sus paisajes, el testimonio histórico construido a través de los siglos de Campeche y una pequeña parte más comercial en las ferias más importantes del mundo. Todo unido forma eso que tanto nos atrae, lo diferente, el mundo desconocido y lejano que aunque cuando es cercano pierde su magia, tenemos el tiempo maravilloso de soñar con su perfección y perseguirla hasta llegar. Sigamos persiguiendo el Caribe y su mito, y si alguna vez uno de esos mitos se nos cae pues alcancemos el siguiente, el mundo es casi infinito.

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