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TRANVÍAS ELÉCTRICOS DE LA HABANA

Herederos de los coches y tranvías a tracción animal, los tranvías eléctricos de La Habana fueron un transporte indispensable por más de medio siglo en la capital cubana.

Cuando en París se firmaba el 10 de diciembre de 1898 el tratado que daba fin a la Guerra Cubano-Hispano-Americana, otros intereses preparaban la documentación para el nacimiento de una compañía que sería de las mayores en Cuba.

El 7 de enero de 1899 se creaba en New Jersey la Havana Electric Railway Company (HERCO), que adquiere la Empresa del Ferrocarril Urbano y Ómnibus de La Habana (FUOH) acompañada de una concesión monopólica por 99 años para operar un servicio de tranvías eléctricos en la capital.

La compra se efectuó por la cantidad de 1 472 pesos oro. De esa forma, pasaban a la nueva entidad 71 tranvías, 6 locomotoras, 637 caballos, 182 mulas y 64 km de vías férreas. En alternancia con estos medios, la HERCO inauguró el servicio de tranvías eléctricos en La Habana en 1901 y construyó una planta eléctrica para alimentar la red.
La pequeña planta fue sustituída por la Planta Consolidada de Tallapiedra en 1915, surgida de la unión entre la HERCO y la Compañía de Gas y Electricidad de La Habana el 1.º de abril de 1912. Otras plantas menores fueron relevadas por la nueva instalación.
La Havana Electric Railway Company se convirtió en la Havana Electric Railway Light & Power Company (H.E.R.L. & P Co.) y fue una de las mayores compañías de Cuba hasta separarse la generación eléctrica del servicio tranviario, el 19 de mayo de 1928, después de creada la Compañía Cubana de Electricidad (Cuban Electric Company), el 10 de diciembre de 1927 en Florida, EE. UU., quien asume los servicios de electricidad que antes brindaba la H.E.R.L. & P Co.

La HERCO contó con 185 km de vías; operaban 533 tranvías, 10 locomotoras eléctricas y 10 carros automotores de servicio más 73 carros de carga, la
mayoría para el suministro de carbón a Tallapiedra y los materiales para la construcción y mantenimiento de las vías.

Como otras compañías tranviarias en el mundo, en la década del 30 sufrió la competencia del transporte automotor, manifestada en Cuba por la creación en 1937 de la Cooperativa de Ómnibus Aliados (COA) y la crisis económica mundial. Pese a ello, la HERCO sobrevivió y alcanzó los 148 millones de pasajeros transportados en 1945 y atenuó, en buena medida, el déficit de petróleo, neumáticos y otros suministros difíciles de obtener para el transporte automotor debido a la II Guerra Mundial.

Con el final de la guerra comenzó un declive total que termina con la desaparición de la Compañía en 1952, cuando la Empresa Autobuses Modernos la sustituye. La transportación en la capital cubana terminaba más de medio siglo de servicio y quedaba totalmente en manos del transporte automotor.

El mausoleo con los restos del fundador de la HERCO, Frank Maximilian Steinhart (1854-1938) y su esposa Alice, se encuentran en el cementerio de Colón en la capital cubanal, a un costado de la Capilla Central.

Alfonso Cueto Álvarez