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Música para la unidad cultural

Con un ritmo que lleva la misma clave del son cubano, el candombe se baila y se disfruta en la actualidad como lo hacían los esclavos africanos que a finales del siglo XVIII llegaron al Virreinato del Río de la Plata. Era su principal medio de comunicación, y hoy, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, esta manifestación también se encuentra en Argentina y Brasil, donde conserva su carácter religioso.

Oriundo del territorio que actualmente ocupa Angola, el candombe antiguo, sin que se fusione con la guitarra, el piano y otros instrumentos como sucede por estos tiempos, tiene elementos comunes con la milonga y el tango. Para alcanzar su sonoridad es necesario contar con tres tambores: chico, piano y repique, y para fundirse en celebraciones contemporáneas se fusiona con géneros como el jazz, el rock, el beat, la salsa, el reggae y el rap. 

En Uruguay, justamente en Montevideo, surge la modalidad que en esta nación ahora se usa como base para canciones y composiciones de distintos estilos musicales. Antes, los esclavos evocaban sus vidas en su tierra a través del candombe, en celebraciones por  Año Nuevo, Navidad, Resurrección, San Benito, Virgen de Rosario y San Baltasar. Hoy día es común que se toque todo el año por las barriadas de la capital del país. 

Cuando se celebra en Uruguay el carnaval más largo del mundo, con una duración de 40 días, el candombe ya no es esa danza de la nostalgia, y se hace sentir con una energía diferente. También en febrero se realiza en los barrios Sur y Palermo de Montevideo el desfile de llamadas, una competencia en la que participan decenas de comparsas, cada una integrada por unos 50 percusionistas como mínimo, un cuerpo de bailarines y los diversos personajes propios del género.

Las llamadas del candombe se nutren de simbologías con personajes que visten una indumentaria singular como el Gramillero o Yuyero, que representa al médico o curandero africano; la Mama Vieja, que escenifica la dignidad y bondad de las mujeres negras; el Escobero o Escobillero, que encarna al ministro de las naciones africanas a los que siguen Lanceros, Tamborileros, Bastonero, Vedettes, bailarines y portaestandartes, entre otros. 

Esta auténtica expresión cultural ya no solo es práctica habitual de los afrodescendientes, porque muchas personas blancas tocan los tambores, se suman a las comparsas y le otorgan nuevos significados. Desde hace tiempo se convirtió en un símbolo cultural de todo un país, sin distinción.  

Uno de los cantantes contemporáneos más famosos y populares de este género musical es Rubén Rada, quien usa el tambor y además incorpora otros instrumentos como bajo y batería. Jaurés Lamarque Pons añadió este ritmo en la música sinfónica, en el ballet y la ópera, como lo hizo Pedro Ferreira y su Cubanacán. Incluso, agrupaciones de música tropical uruguaya, de género bailable, han introducido también la cuerda de tambores del candombe a su producción.

Cada 3 de diciembre se celebra el Día Nacional del Candombe, la Cultura Afrouruguaya y la Equidad Racial, lo cual evidencia un reconocimiento a la presencia de descendientes de africanos y el modo en que ha contribuido a la construcción de la nación.

Ana María Domínguez Cruz