LA CULMINACIÓN, A FINALES DE ESTE 2018, DE UN IMPONENTE, HERMOSO Y MODERNO CENTRO DE CONVENCIONES, FORMA PARTE DE UN AMBICIOSO PROYECTO PARA LLEVAR EL TURISMO DE REUNIONES, CONFERENCIAS Y EVENTOS (MICE) A VARIAS REGIONES DEL PAÍS

«Aquí nací, en un diminuto grano de sal que flotó a la deriva», dice el poeta Orestes Nieto de su Panamá, la porción planetaria que  tres millones de años atrás devino en el filamento de tierra que hoy une dos grandes océanos: Atlántico y Pacífico.
Ese itsmo que, con sus 48 millas de canal, entramado de culturas y hogar del mayor número de aves y árboles de todo Centroamérica, proyecta convertirse en el destino ideal para el turismo de congresos, reuniones, eventos e incentivos (MICE, por sus siglas en inglés) en América Latina y el mundo. De esta manera busca subirse al carril de esta modalidad turística impulsora de la innovación, creatividad y cooperación, que paralelamente logra potenciar la divulgación de costumbres y tradiciones regionales.
Panamá, que fue el país escogido por 134 empresas para realizar sus encuentros el pasado año, se posiciona ahora como el décimo destino predilecto en Latinoamérica, según la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones (ICCA), y ocupa el lugar 57 en el escalafón internacional. No conformes aún con el lugar que alcanzaron en este segmento, los istmeños se empeñan en crear las infraestructuras necesarias para dar un salto a finales de este 2018.
El castillo azul de este sueño lo constituye el Centro de Convenciones Amador, una imponente instalación que será la más grande de la región, con un área total cerrada de 58 000 m2, en los cuales habrá tres salones para ferias y exhibiciones, además de salones de banquetes, para reuniones y un estacionamiento. El diseño concibe la presencia simultánea de unas 25 000 personas.
Será una instalación majestuosa, con una arquitectura que deslumbra por su modernidad y que se complementará por la expansión de un biomuseo y la carretera del Causeway, con lo cual se perfecciona y amplía la red única de parques y ciclovías, que favorece el esparcimiento y la recreación al aire libre. La nueva carretera, adicionalmente, enlaza directamente a Amador con la Cinta Costera y se expande hasta la Isla de Naos. 
Para completar los encantos de este megaproyecto, se incluye una terminal de cruceros ampliada, nuevos museos, media docena de restaurantes en el área canalera, comunidades residenciales y un puerto deportivo expandido. Amador será dotado de una moderna decoración y la más avanzada tecnología para congresos y convenciones, lo que posibilitará ubicar a esta nación entre las de mejores condiciones para realizar este tipo de turismo.

EL HUB DE LAS AMÉRICAS
El esplendoroso y funcional Amador, que está concebido para concluirse a finales de este año, es favorecido desde ya por otras importantes infraestructuras de la nación panameña, que ha merecido el sobrenombre de Hub de las Américas. El término reverencia su papel en materia de turismo en el continente, entre otras distinciones por la enorme cantidad de vuelos que aterrizan en cada jornada en el Aeropuerto Internacional de Tucumen, que ahora se expande con una nueva terminal, con el propósito de conectar con otros destinos. Panamá ya está enlazado de forma aérea con más de 70 países.
La nueva instalación amplía el espectro de posibilidades existentes, pues Panamá cuenta con más de 20 000 habitaciones de hotel en la capital, además de grandes complejos destinados a eventos multitudinarios.
El Amador se incluye dentro de las perspectivas de las autoridades locales de llevar el MICE a otras regiones del país. Dentro de este proyecto se prevé concluir, en dos años, otra instalación en la península de Azuero, que es la zona más ancha, así como otro en Chiriquí, que se espera sea el primer centro de convenciones verdes de Centroamérica, con una capacidad de 2 000 delegados.
Si el santo Amador de origen latino se subió al altar para amar a sus fieles, el Amador panameño se levanta, impresionante, para conseguir otro tipo de amadoristas, esos que quieren unir el intercambio y el debate con el confort y el placer. Una forma muy bella de saborear el grano de sal del poeta.