Para que se tenga una idea de la hegemonía del equipo teutón, su pareja de pilotos (Nico Rosberg y Lewis Hamilton) han ganado nueve de los once GP disputados, a lo que se suman seis dobletes. La única escudería que le ha arrebatado un par de triunfos a Mercedes ha sido Red Bull Renault y no precisamente con su piloto estrella Vettel, sino con el recién llegado Daniel Ricciardo, al cual le sobra talento y ha puesto en jaque al consagrado del equipo austriaco.

Nico Rosberg, alemán de pura cepa, lidera el campeonato. Pero su ventaja se reduce a solo once puntos, menos de la mitad de los que se entregan al ganador de cada carrera. Además, no es Nico el más ganador de la actual temporada, en la que acumula cuatro sonrisas. Ese departamento lo domina su compañero de filas, el inglés Hamilton, que ha sumado cinco festejos desde lo más alto del podio.

Sin embargo, los problemas de fiabilidad de Mercedes le han pasado mayor factura a Lewis con dos abandonos (Australia y Canadá) por uno de Rosberg en Gran Bretaña. Pudiera ser casual la mala suerte de Hamilton, pero cabe la sospecha cuando en las dos últimas carreras el moreno ha sufrido problemas mecánicos en la Q1, en Alemania se quedó sin frenos y terminó estrellado contra el muro (tuvo que arrancar quince en la parrilla) y en Hungría su motor se incendió y tuvo que salir desde los pit line. No obstante, Lewis derrochó coraje y talento para hacerse con sendos podios y remontadas. Aunque en ambas finalizó tercero, tiene más mérito el final de Hungría porque pudo superar a Rosberg que salió desde la pole y llegó cuarto.

La carrera de Hungaroring tuvo en sus postrimerías revelaciones insospechadas, cuando los ingenieros de Hamilton le pidieron sin tapujos que dejara pasar a su compañero Rosberg. El inglés se saltó las órdenes de equipo y le cerró las puertas al alemán, quien se quejó como niño mimado.