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Escaleras de Jaruco primera marcha turística del año

La Peña La Guayaba, además de sus carreras y encuentros sabatinos, realiza marchas turísticas. En ellas, la familia del pedal comparte la pasión por la bicicleta, el valor de la amistad y el disfrute de la naturaleza. 

Me inscribí en la Peña a principios de año y tengo la suerte que a mis 46 años mi papá me acompañe en mis más atrevidas aventuras. Así, tras el volante del auto rodó con el pelotón de unos treinta ciclistas presto a cooperar y aprovechar los mejores momentos para hacer algunas fotos.

Ulises Febles, uno de los principales activistas de la Peña, organizó la partida desde la Autopista Nacional, a unos treinta kilómetros del centro turístico Escaleras de Jaruco. Claro que para llegar al punto de salida muchos tuvieron que rodar, como en mi caso, más de treinta kilómetros. Sin embargo, a pesar de ser domingo nos agrupamos a la hora acordada para la partida y arrancó el pelotón.

Se viaja a una velocidad promedio de 30 km/h, aunque en ocasiones se baja el ritmo para esperar a algún rezagado o se acelera para darle caza a cualquiera que intente darse a la fuga. Es importante destacar que si alguien se rompe o se poncha, el pelotón se para en seco y todos tratan de ayudar al afectado de una forma u otra. Sin embargo, llegamos a la cima de Jaruco sin contratiempos y allí disfrutamos de bellos paisajes, aire puro y, sobre todo, de un apetitoso sándwich acompañado de una fría Tu-Kola.

Nos sentamos, conversamos, compartimos experiencias y hasta algunos se aventuraron a pescar botellas con una vara, como si de un gran pez se tratara. Ninguno tuvo éxito en la hazaña, pero sí hubo diversión. De repente una amenaza de mal tiempo nos llevó a tomar las bici y poner la rueda directriz rumbo a La Habana. No faltó mucho tiempo para que nos cayera el aguacero encima. Bajar las lomas de Jaruco con el pavimento mojado es bastante riesgoso; no obstante, el grupo descendió a su ritmo y llegamos al plano sin accidentes. El pinchazo de un ciclista paró la caravana y luego de asistirlo para que reparara el neumático nos agrupamos a la salida de la Autopista Nacional.

El aguacero era fuerte, pero eso no amedrentó al pelotón que comenzó a girar con más fuerza. Alguien se embulló y gritó: “la peste el último”. Mucho pedaleo, mucho disfrute, hasta una caída sin consecuencias. Pero ahí va el grupo, estirándose, tanto que se parte en pos de la meta. Lo importante es que todos llegamos, felices y satisfechos. No hay vencedores individuales como en una carrera, en una marcha turística solo triunfa la amistad y el placer de compartir. 

Y tanto pedal, tanto compañerismo de esta gran familia de las bicicletas, que ya agrupa a más de cien miembros, provocó que ese día donde la lluvia y el mal tiempo trataban de arruinarnos el domingo volviese a brillar el Sol.

 

Willy Hierro Caveda