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El Sifón del Alcantarillado de La Habana.

Joya centenaria de la ingeniería civil cubana

A cien años de su ejecución, esta obra sigue siendo de especial importancia para la protección medioambiental de la ciudad y el bienestar de sus habitantes.

Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1982, el centro histórico de la capital cubana no solo constituye uno de los más encantadores espacios de la arquitectura colonial española en América Latina, sino que también exhibe otros muy preciados tesoros como el Túnel de la Bahía y el muy importante Sifón del Alcantarillado de La Habana que, junto al Acueducto de Albear, la Carretera Central, el edificio Focsa, el Puente de Bacunayagua y el Via­duc­to La Farola, se consideran las siete ma­ra­vi­llas de la ingeniería civil cubana. El Sifón invisible, pero extraordinario El Sifón del Alcantarillado de La Habana, es la más oculta y desconocida de las grandes obras ingenieras de Cuba; sin embargo, gracias a su ejecución pudieron separarse las aguas pluviales de las negras que hasta entonces se descargaban simultáneamente y que en tiempos de lluvias intensas solían inundar las casas construidas por debajo del nivel de la calle. La ciudad colonial en esa época era, por tanto, una urbe de malos olores e impurezas a la vista. Las obras se iniciaron en 1908 con un sistema de cloacas que incluía un colector o línea llamada Marginal del Norte –paralela a la costa– para las aguas negras de esa zona de la ciudad; y la Marginal del Sur, en la parte sur y oeste, con sus respectivas ramificaciones. Ambos colectores se unen bajo la Plaza de Armas y llegan hasta la Cámara de Rejas del Muelle de Caballería, donde las aguas reciben un tratamiento que consiste en la eliminación de los sólidos flotantes gruesos y la sedimentación de las arenas y gravas. Por un túnel sifón submarino de 2,13 m de diámetro y 375 m de largo construido bajo la bahía fluyen todas las aguas negras de la ciudad a una cámara de succión situada al otro lado de la rada, en Casa Blanca. De allí, por bombas centrífugas, se elevan a la altura de La Cabaña, y por gravedad a través de una tubería de hierro fundido de 1,52 m de diámetro, desaguan a 147 m de la costa, a una profundidad de 11 m. El túnel Sifón se comenzó el 1ro de mayo de 1911 y fue terminado el 19 de abril de 1912. Al finalizar las obras, el 30 de junio de 1915, se habían ejecutado 294 km de cloacas y 150 km de drenes, con un costo total de casi 10 millones de pesos, lo que significó para La Habana y sus habitantes dejar definitivamente los riesgos de insalubridad que les acompañaban mientras esos vertimientos podían, incluso, anegar sus propias viviendas. El Cubo del Sifón, auténtica escultura urbana Como un nuevo detalle para la imagen del enclave portuario desde la perspectiva urbana y arquitectónica y, asimismo, con fines didácticos, ya es una realidad esta especie de moderna y funcional escultura erigida en la Avenida del Puerto, a la altura de la Plaza de Armas, en La Habana Vieja. El Cubo del Sifón se compone de dos cuerpos: una caja transparente, que permite mostrar el proceso al público y otra caja opaca que facilita la protección y funcionalidad del sistema. En las horas nocturnas, se prevé que actúe como una caja de luz, sumando al novedoso proyecto otro atractivo singular. Situado en una zona que ha emprendido su rehabilitación integral y que no deja de sorprender al visitante día a día, la obra deviene escultura urbana de alta significación para el borde marítimo del centro histórico de la ciudad, al tiempo que se convierte en un punto de difusión y desarrollo de la cultura del cuidado del medio ambiente. El nuevo diseño para la Cámara de Rejas exigió el talento de creadores y constructores que, empleando la estructura de acero cubierta con paneles de plycem y el vidrio estructural, supieron armonizar una imagen contemporánea en un contexto legendario, comprometido con la historia y los valores patrimoniales de la ciudad. Se prevé en una segunda fase que el Cubo quede conectado con un separador vial a modo de paseo con vegetación y gráfica informativa sobre la trascendencia y funciones de esta obra centenaria, en cuya reciente intervención participaron la Dirección General de Proyectos de Arquitectura y Urbanismo y el Grupo de Inversiones Fénix de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH), la Constructora ACINOX y la empresa Aguas de La Habana, entre otras.

Yamira Rodríguez Marcano