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Alcázar de Colón, viaje al pasado

Sobre los farallones que miran hacia el río Ozama, fue construido entre los años 1510 y 1514 el Alcázar de Colón, palacio otrora residencia de don Diego Colón, hijo primogénito del descubridor de América, Cristóbal Colón. El actual museo está en la zona colonial de Santo Domingo, en República Dominicana y es uno de sus grandes atractivos turísticos. Con predominio del estilo gótico mudéjar, además del renacentista, la edificación se realizó utilizando mampostería de rocas coralinas y originalmente era un gran palacio de 55 habitaciones, de las cuales se conservan sólo poco más de la mitad. Fue el rey Fernando el Católico quien concedió el terreno a Don Diego para que edificara una morada para él y sus descendientes durante su estancia en República Dominicana, a la cual llegó en 1509 en calidad de gobernador. En el palacio nacieron Juana, Isabel, Luis y Cristóbal Colón de Toledo, hijos de Don Diego Colón y de su esposa Doña María de Toledo. El Alcázar de Colón o Palacio Virreinal de Don Diego Colón es la única morada conocida de algún miembro de la familia Colón y fue habitada por tres generaciones de la realeza Colón de Toledo, se estima que hasta el año de 1577. El paso del tiempo y el abandono hizo estragos en la estructura del palacete, que fue declarado en 1870 Monumento Nacional con el objetivo de proteger sus ruinas. Para mediados de la década del 50 del pasado siglo, el gobierno dominicano encargó su remodelación al arquitecto español Javier Barroso, quien hizo una romántica interpretación del inmueble y fue ambientado con piezas traídas de palacios españoles de la misma época, pues los originales se perdieron como resultado del saqueo y quema del edificio por parte del pirata Francis Drake. Muchos son los atractivos que tiene el visitante al llegar a Alcázar de Colón, como la puerta principal del palacio donde quedan restos de una inscripción que aún no se ha podido descifrar; además de colecciones de vajillas, muebles, pinturas, tinteros, instrumentos musicales, manuscritos, casulla de obispo y capilla privada, todo de época, pues este rincón de la España colonizadora es un fiel acercamiento al esplendor del Virreinato de los Colón de Toledo en pleno siglo XVI, el reino de oro en la época colonial de Santo Domingo.

MADELÍN MURGUÍA