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Canarias. Los Gigantes de Tenerife

Los acantilados de los Gigantes constituyen uno de los paisajes más espectaculares de Tenerife. Sus impresionantes paredes verticales caen sobre el océano desde alturas que pueden alcanzar, en algunas zonas, los 600 metros. Sus fondos marinos, de unos 30 metros de profundidad, albergan una gran riqueza natural que atrae a entusiastas del submarinismo y la pesca.

Cuentan las crónicas que griegos y fenicios bautizaron a las Canarias como Islas Afortunadas, y también dicen esas mismas historias que los antiguos creían que más allá de los descomunales y sagrados acantilados de Los Gigantes, en el extremo más occidental de Tenerife, solo estaba el fin del mundo. Incluso hoy, cuando se contemplan esas paredes verticales de 600 metros –los más altos de Canarias–, que se adentran mucho más en las aguas transparentes del Atlántico, no es difícil tener la sensación de que se está ante un prodigio de la naturaleza, que no es el fin del mundo, claro, pero sí una terra incognita que puede deparar muchas sorpresas, y quienes se animan a explorar este lugar no tardan en encontrarlas.

Vacaciones bajo el mar Bajo ese océano casi en permanente calma aparecen de pronto enormes animales que, sin embargo, no parecen ofrecer ningún riesgo. Delfines mulares, ballenas piloto, cachalotes y ballenas blancas surgen del abismo para juguetear con las embarcaciones repletas de turistas y ofrecen sus mejores piruetas en una pose permanente ante las decenas de cámaras digitales que coquetean con ellos. Aunque los que no se conformen con vislumbrarlos fugazmente en la superficie pueden optar por meterse en su habitat natural y convivir durante unos minutos con ellos. Toda Tenerife, pero esta zona en particular, es un auténtico paraíso para unas vacaciones «bajo el mar» gracias a sus fondos marinos, de gran riqueza natural, su clima privilegiado, con temperaturas entre 19 y 25 °C durante todo el año, y un mar casi siempre tranquilo. Barcos hundidos, cuevas y tubos volcánicos, además de los peces y cetáceos de todos los tamaños y colores son un aliciente más para disfrutar de este deporte en Tenerife. Cuando la naturaleza animal y la que ha dado forma al paisaje se muestran tan dóciles, se pierde todo reparo y puede comprobarse que se está ante uno de los lugares más idílicos del planeta. Un lugar en el que ha reinado la armonía desde hace milenios y donde el empuje del progreso de las últimas décadas no ha causado estragos.

Del abismo submarino al pico más alto de España La zona de Los Gigantes, perteneciente al municipio de Santiago del Teide, es el escaparate de una enorme variedad de paisajes, que van desde sus espectaculares fondos submarinos hasta las cumbres del Teide, el pico más alto de España con 3 718 metros y uno de los volcanes más bellos del mundo, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO. Entre medias, una variedad de climas y panorámicas incomparables: extensos paisajes montañosos, imponentes acantilados marinos, sobrecogedores volcanes, tranquilas playas de arena y fondos marinos únicos por su riqueza de flora y fauna. El negro brillante de la lava, el azul intenso del mar, el verde de la variada vegetación forman un cuadro multicolor de cuyo encanto es difícil escapar. Vale la pena valorar el esfuerzo del municipio en la conservación y protección del medio ambiente y las tradiciones culturales, lo que permite ofrecer al visitante un rico y cuidado entorno natural. Esto, unido a sus completas infraestructuras, con edificaciones de poca altura y grandes espacios verdes, y a la extensa oferta de ocio y actividades al aire libre, han convertido a Santiago del Teide en uno de los destinos turísticos más solicitados por los visitantes que acuden a la isla de Tenerife. Todo ello, en un clima que ofrece 3 000 horas de luz al año, que iluminan con una sonrisa todo lo que tocan, y 400 kilómetros de costa plagada de playas de postal, ideales para reponer fuerzas y vivir a tope el mar.

Nuevas iniciativas La situación panorámica, así como la climatología, han favorecido el desarrollo de una importante urbanización turística, disponiendo de puerto deportivo, así como de amplia zona residencial y hotelera. La localidad no aparecía como topónimo en los mapas de los años cincuenta, pero actualmente se ha convertido en importante núcleo económico de Santiago del Teide. El encanto del lugar sigue atrayendo a muchos turistas y ello obliga a incrementar las infraestructuras. En los últimos años han fructificado diversas iniciativas que aumentan los recursos de la zona, como la inauguración en la cercana localidad de Guía de Isora, donde se encuentran el emblemático hotel Abama y el Gran Meliá Palacio de Isora, exquisito alojamiento con más de 600 habitaciones, una piscina equivalente a casi tres campos de fútbol y jardines tropicales. También se construyó en Costa Adeje, a escasos kilómetros de Los Gigantes, un nuevo concepto de parque acuático: Siam Park, creado en un entorno tailandés, un lugar exuberante, misterioso y dinámico, donde la adrenalina fluye entre olas y toboganes con derroche de belleza. Para completar la oferta, a pocos metros de Los Gigantes, la cadena Spring Hoteles ha levantado su nuevo establecimiento Hotel Costa Los Gigantes Suites & Spa Resorts, que ofrece unas excelentes vistas a la isla de La Gomera así como a los acantilados de Los Gigantes. Los guanches (término aplicado genéricamente a los pueblos bereberes que habitaban las Islas antes de la conquista castellana, a partir de 1402), denominaban a los Gigantes como como la “Muralla del Infierno”, y bien podría imaginárselos así, ya que su geografía de lavas oscuras resulta prácticamente infranqueable hacia el interior isleño. Sólo determinados barrancos como Carrizales, Juan López, El Natero y Barranco Seco, se abren camino a través de los acantilados, dejando ensenadas o pequeñas playas de arena natural o grava en su desembocadura, que son frecuentadas por barcos de recreo. Por eso, la mejor manera de apreciar las verdaderas dimensiones de estos sorprendentes acantilados es tomar una de estas embarcaciones. Una vez allí, tendrá una noción real de lo grandes que son y podrá comprender por qué eran considerados sagrados por los antiguos. Bueno, también creían que el mundo acababa aquí, ¿quién puede culparles?.

Enrique Sancho