Es tan poderosa la fuerza que en el Caribe tienen los géneros y ritmos autóctonos y sus danzas populares, que quien lo visita queda definitivamente impactado con ellos, deseoso de hacerlos suyos. Con tal poder, el turismo musical se convierte en una modalidad de multidestino para la región
Las exigencias en la demanda turística van más allá de las innovaciones tecnológicas aplicadas por agencias de viaje o cadenas hoteleras. La irrupción de nuevas formas de hacer turismo precisan poner en valor aquellos atributos que pueden convertirse en referencia de viaje para segmentos del mercado interesados en experiencias relacionadas con geoespacios no cotidianos.
En este escenario, los turistas con motivación cultural no constituyen un grupo homogéneo y su interés y grado de implicación varían de manera significativa. En los tiempos actuales, el turismo urbano también ha llegado a convertirse en cultural, con una cuota de mercado del 22% a nivel mundial. Esta nueva modalidad incluye, entre sus principales segmentos, a la música, que funciona como una oferta de alto grado de implicación dada la excelente acogida que tiene en los visitantes foráneos.
De norte a sur y de este a oeste
La música del Caribe o música caribeña se distingue como la agrupación de melodías, cantos y danzas surgidas a partir de la unión de ritmos europeos, africanos y nativos, como resultado del mestizaje que caracteriza a la región.
No obstante, cada territorio cuenta con musicalidades autóctonas que conforman su identidad y lo hacen singular, de modo que está en capacidad de ofrecer al visitante una oferta turística única.
Así, por ejemplo, en República Dominicana la música define a sus habitantes. Se dice que no existe nada más placentero para los dominicanos que caminar por el malecón con grandes aparatos de radio para escuchar merengue, salsa y bachata u organizar fiestas improvisadas a orillas de una playa, en una cantina o frente a la puerta de sus casas. Con tal riqueza cultural, no es extraño que esta nación celebre festivales musicales durante todo el año.
Esta nación es cuna de populares géneros, entre ellos el merengue que, nacido a finales del siglo XIX, era interpretado en sus orígenes con guitarras. Años más tarde fueron sustituidas por el acordeón, al que se unieron la güira y la tambora, conformándose así la estructura instrumental del conjunto de merengue típico, que representa la síntesis de las tres culturas que integran la idiosincrasia dominicana: europea, africana y aborigen.
El merengue ha influenciado a otros géneros, también de naturaleza dominicana, como el caso de la bachata. Resulta esta un estilo musical bailable que surgió a finales de los años 60’ en la marginalidad citadina de Santo Domingo y se clasifica como folclor urbano.
Las actividades relacionadas con el merengue son de las que más alta convocatoria alcanzan en República Dominicana. Los visitantes se pueden dar gusto, por ejemplo, con el Festival Procigar, que en febrero suele tener lugar en las ciudades de La Romana, Puerto Plata y Santiago. El evento reúne a cientos de personas para que bailen, al tiempo que puedan disfrutar de otras atracciones como torneos de golf, excursiones a la playa y seminarios sobre cigarros.
Pero si de atracciones turísticas se trata, es el mes de julio uno de los más importantes. Por esas fechas tiene lugar el Festival del Merengue, que transforma a toda la capital en una gran fiesta.
Algo similar ocurre en agosto, pero específicamente en el paseo marítimo de Santo Domingo con el Festival del Merengue y Ritmos Caribeños, que se abre también a otros géneros como el reguetón, la bachata y el reggae. Durante este mes no se debe pasar por alto el 16, conocido como el Día de la Restauración, pues acontece un carnaval con carrozas que desfilan al ritmo del merengue. También en octubre, pero desde el Puerto Plata, tiene lugar otro Festival del Merengue.
En República Dominicana las melodías reinan por doquier. Por ello también hay cabida para eventos dedicados a vertientes musicales más contemporáneas, como el festival Ron Barceló Desalia, que agrupa en la Playa Cabeza del Toro (Punta Cana) a miles de jóvenes alrededor de la música electrónica internacional.
El jazz es igualmente privilegiado en la nación. Lo demuestra la variedad de eventos que anualmente se organizan allí en su nombre. Entre ellos el Festival de Jazz de República Dominicana, que cada mes de noviembre llena de ritmo toda la costa norte, así como el Festival Dominicana de Jazz del Sur de la Florida, un evento multicultural que une a los mejores cultivadores del género radicados en el país y aquellos residentes en el exterior. También cada jueves, durante prácticamente todo el año, se celebran las Noches de Jazz, un encuentro obligatorio si se está de visita en la Ciudad Colonial y se pasea cerca de las escalinatas de El Conde.
No cabe duda que República Dominicana constituye el destino ideal para aquellos que quieren pasar vacaciones en un ambiente festivo que recorre de norte a sur y de este a oeste.
Identidad musical compartida
Desde el punto de vista musical, Dominicana y Cuba comparten una identidad, dado por el tráfico de esclavos africanos de una isla a otra en el período colonial. El sincretismo cultural que nació de la trata negrera hoy forma parte del patrimonio caribeño y tiene alto valor turístico dado su gran atractivo cultural.
Ejemplo del intercambio musical de estas dos naciones es la historia de las negras dominicanas Teodora y Micaela Ginés, quienes arribaron a Santiago de Cuba a finales del siglo XVI. Estas hermanas, tocadoras de bandola y vihuela, integraron una pequeña orquesta con la cual actuaban en fiestas populares y a la que se le atribuye el Son de la Ma’ Teodora, primera composición de ese género en la historia. Años más tarde, el músico cubano Sindo Garay llegaría a Quisqueya y dejaría en República Dominicana su bolero, lo que propició el nacimiento del bolero dominicano en Montecristi.
Pero la música cubana le debe también a otras naciones del Caribe, como Haití. A causa de la situación inestable en esa isla dada por la revolución que comenzaba, en 1791 una considerable oleada de colonos franceses emigró al oriente de Cuba con sus esclavos africanos. Estos últimos trajeron consigo su música ya mezclada con estilos franceses, la cual continuó cambiando llegada a Cuba hasta convertirse en tumba francesa, manifestación de música y danza que constituye uno de los antecedentes de la rumba y el guaguancó.
Cabe señalar que la riqueza musical de la Mayor de las Antillas ha superado fronteras. Sus influencias han alcanzado no solo al jazz y a la salsa, sino también al tango argentino, el high-life ghanés, el afrobeat de África occidental, la cumbia colombiana, el flamenco español y los géneros dominicanos de la bachata y el merengue.
Cuba, la espléndida
Si se trata de encuentros que potencien el más auténtico folclor y la verdadera cultura popular, en Cuba se desarrollan importantes fiestas campesinas, patronales y parrandas (sobre todo las de Remedios, en Villa Clara; Bejucal, en La Habana, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila). Estas festividades van desde el famoso Festival del Caribe hasta las conocidas como fiestas de bandos, que adquieren distintos nombres en función de la zona del país en la que se realicen. La añeja Jornada Cucalambeana, reverencia la música campesina y le da la bienvenida todo el tiempo al punto guajiro, que acaba de ser declarado por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. ¿Y qué decir delos carnavales? Lo mismo el de La Habana, que el de Camagüey y Santiago de Cuba, por solo mencionar algunos, mantienen vivos, con sus coloridos desfiles, la música, los bailes y las tradiciones cubanas más íntimas.
Destacan también el Festival Internacional de la Salsa, que en febrero se efectúa en el Parque Metropolitano de La Habana, con agrupaciones, artistas, Djs y profesores de baile de talla nacional e internacional, y conciertos de los mejores exponentes de la música popular bailable; el Festival Internacional Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in Memoriam, donde participan relevantes músicos y percusionistas nacionales e internacionales, se imparten Clases Magistrales de percusión y danza, y se realizan concursos internacionales; el Encuentro Internacional de Academias para la Enseñanza de Ballet y XV Concurso de Jóvenes Bailarines; el Festival Internacional Romerías de Mayo, en la provincia de Holguín: una cita entre generaciones de artistas, intelectuales y promotores culturales de decenas de países.
No meno significativos son: la Feria Internacional Cubadisco: un espacio para creadores y ejecutivos de la música; el Festival Internacional de bailadores de salsa Varadero Baila, que incluye talleres de salsa y de manera opcional clases de mambo, chachachá, rumba y son; el Encuentro mundial de bailadores y academias de baile de casino y salsa Baila en Cuba; la Fiesta a la Guantanamera, en Guantánamo; y el Festival Jazz Plaza, que tiene lugar con la presencia de prestigiosas figuras del jazz latino o jazz cubano en el mundo.
Existen otros más recientes, pero que comenzaron con pie derecho: el Festival Internacional de música electrónica Eyeife y el Havana World Music que dan vida a sendos programas que no dan ni un solo respiro a quien apueste por ellos.
La música de Haití
Posee Haití una cultura muy rica, mezcla de franceses, africanos y españoles, por lo que su música tiene como base los lazos europeos coloniales y la esclavitud africana. Ejemplo de esa fusión es el compás o kompa, cantada generalmente en creole y que proviene de ritmos africanos y el baile de salón europeo.
En la década de los años 50, algunos aspectos de la música kompa se utilizaron en la creación de un nuevo género musical, llamado zouk, que se suele cantar en francés, especialmente a modo de baladas. También el rap encontró su lugar. Es similar a los estilos de rap americano y europeo, solo que utiliza algunos golpes de kompa y matices de los géneros nativos.
Por su parte la música vudú está asociada a la cultura religiosa. Se utiliza como parte de las ceremonias, y consiste en golpear y evocador golpes de tambor, junto con la danza enérgica. Las canciones son cantadas en una mezcla de criollo y en las lenguas tradicionales de África Occidental.
Desenfreno de ritmos
El rara, así se nombra el carnaval haitiano, una fiesta única que da lugar a un desenfreno de ritmo, que se ejecutan con una cantidad considerable de tambores, y de instrumentos improvisados: tubos de bambú, sonajas, trompetas hojalatas, rascadores, y canciones humorísticas o licenciosas. El estilo cultural afrocaribeño que distingue a ese territorio se combina con el canto y la danza para crear coloridas extravagancias que con perfectas para cada carnaval e invitan a seguir la diversión.
Los festivales aquí ofrecen interesantes perspectivas sobre la identidad nacional de Haití, y ofrecen una clara idea de sus principales tradiciones, empezando por la celebración del Día de Año Nuevo, el 1ro. de enero, fecha en que el país se independizó de Francia después de más de 300 años de colonialismo. También resulta muy atractivo el Krik? ¡Krak! Festival orientado a la reunión familiar y a la narración folclórica, y completamente lleno de noches de música e historias.
La música puertorriqueña
La música de Puerto Rico posee diferentes ramas estilísticas entre las que se cuenta la música jíbara, la bomba y la plena. En el caso de la jíbara, tiene esta sus orígenes en los campesinos de la Isla, que descendían de los colonizadores españoles y que se mezclaron con algunos taínos y africanos. Esta manifestación musical dio lugar a la construcción de instrumentos únicos como el idiófono, confeccionado con un fruto de la Isla y está compuesta de otros estilos llamados seis y aguinaldos.
Por su parte, la bomba es también resultado de la fusión entre las tradiciones africanas y las criollas puertorriqueñas. Referencias históricas apuntan que tiene sus orígenes en el siglo XIX en los campos de cultivo donde trabajaban los esclavos. Este género tiene más de 20 ritmos y en la actualidad, es el de mayor popularidad en la isla boricua.
En las pequeñas islas del Caribe
Jamaica es conocida por su rica cultura y música, las cuales le han dado fama en el panorama mundial. Géneros musicales como reggae, ska, rocksteady, dub, dancehall, ragga y ragga jungle, tienen orígenes jamaiquinos. De ellos es el reggae el de mayor popularidad y sus diferentes estilos y fusiones: dub, dance hall, raggas, raggamufin, early reggae o reggae roots se dieron a conocer mundialmente por el músico Bob Marley. La música de este lugar ha influenciado otros estilos en diferentes países. El reggae es antecedente del lovers rock y el jungle británicos y en Nueva York, la práctica del toasting por inmigrantes jamaiquinos se conoce como uno de los orígenes del rap.
Para la pequeña isla de Dominica, la música y las danzas son aspectos importantes de su cultura. Este país, con el fin de proteger su patrimonio musical, cada año organiza el Festival Mundial de Música Criolla, con el que promociona géneros como el cadence-lypso.
En Martinica entre los géneros tradicionales se encuentra el biguine y el zouk, que se baila en carnavales y es relativamente moderno, pues aunque tiene antecedentes en ritmos africanos, surgió como estilo musical en el siglo XX.
La música juega un papel enorme en la cultura de Granada. Ritmos como soca, calipso y reggae animan constantemente el ambiente en las calles de esta Isla.
La cultura musical de Santa Lucía incluye la tradición musical del folk indígena, así como otros géneros de música caribeña tales como soca, reggae y zouk. Este último goza de gran popularidad en la nación tanto, que se considera como uno de los países líderes en la producción y consumo de ese género en todo el Caribe.
También Barbados incluye la soca en su tradición musical, así como a otros géneros como el reggae, el tuk y el calipso, uno de los más conocidos. Cada año esta nación dedica importantes eventos a la música, entre ellos los festivales. Los de mayor importancia son el Congaline Festival y el Crop Over Festival. El primero de los eventos ocurre a finales de abril y es de carácter musical, por lo que durante el festejo, se presentan gran variedad de músicos locales. El segundo tiene lugar a lo largo de todo el verano y es el de mayor importancia, ya que también comprende actividades tradicionales, competiciones musicales y llamativos desfiles. También otros tienen lugar en la Isla como el Barbados Jazz Festival, durante el mes de enero.
Trinidad y Tobago es famoso por su música, asociada principalmente al carnaval. Aunque ha heredado géneros de otras regiones caribeñas, también cuenta con algunos de influencia hindú como el chutney y el pichakaree.
TURISMO MUSICAL EN EL CARIBE, UNA EXITOSA OFERTA DE MULTIDESTINO
Carifesta es un festival para y sobre la gente, una apoteosis de arte, música y danza caribeños. El evento utiliza la cultura del rendimiento del Caribe como un punto de unidad entre las muchas regiones de las islas. El evento siempre es duradero; la primera edición tuvo lugar en Guyana y duró tres semanas. La de Jamaica, en 1976, transcurrió durante 11 días, mientras que la tercera se realizó en Cuba, en 1979 parecía que no tenía cuándo acabar. Así fue y será por siempre.
José Luis Perelló Cabrera, Dr. en Ciencias Económicas, especialista en Desarrollo Turístico© 2010 Copyrights EXCELENCIAS GROUP. Tous droits réservés.