Apodada "La Roca" por sus características geográficas o la "Pequeña Inglaterra", por las similitudes políticas y sociales que guarda con su antigua metrópoli, Barbados es la más oriental de las islas que forman el arco de las Antillas Menores, y con sus escasos 430 Km2 de área se refleja como un diminuto punto en el mapamundi. Desde el punto de vista geológico constituye una rareza, pues se formó por la colisión de la corteza atlántica con las placas caribeñas, tras una erupción volcánica. El trabajo de los corales durante millones de años completó luego la formación de la isla hasta una altura de aproximadamente 300 pies sobre el nivel del mar. Con una topografía relativamente llana –el punto más alto es el Monte Hillaby con cerca de 300 metros de altura- Barbados está dividida en 11 parroquias o distritos y cuenta con una población de unos 274 mil habitantes. En su parte oeste, bañada por el Mar Caribe, se localizan las mejores playas, mientras que la costa este es más escabrosa debido al contacto con el agitado Océano Atlántico, cuyas olas son ideales para la práctica de la tabla a vela y otros deportes acuáticos. Hacia el sur y al sudeste el baño es seguro.
Primeros habitantes y llegada de los europeos Recientes descubrimientos arqueológicos en la zona del Puerto St. Charles permiten rastrear a sus primeros habitantes hasta el año 1623 A.C. Los amerindios llegaron en canoas desde la vecina Venezuela, desafiando las fuertes corrientes marinas en frágiles embarcaciones fabricadas de troncos ahuecados. Los araúacos, nombre que recibían los miembros de esa tribu de corta estatura y piel cobriza, se asentaron cerca de la costa y utilizaban arpones, redes y anzuelos para pescar, aunque también cultivaban algodón, yuca, maíz, maní y árboles frutales como la guayaba y la papaya para alimentarse. La aparente vida idílica que llevaban los primeros pobladores de la isla, se vio truncada en el 1200 D.C. con la llegada de los caribes, una tribu guerrera que conquistó a los araúacos y los exterminó en poco tiempo. Algunos historiadores atrevidos afirman que los recién llegados practicaban el canibalismo, causa principal, dicen, de la desaparición de los vencidos. El nombre de Los Barbados le fue dado por los portugueses, quienes tropezaron con la isla en su ruta hacia Brasil. El explorador luso Pedro Campos la bautizó, presumiblemente inspirado en la apariencia barbuda de los higos que crecían en el lugar. En 1492 llegaron los españoles, quienes no pararon mientes en la belicosidad de los caribes y rápidamente los esclavizaron. Las duras condiciones de vida impuestas por los nuevos colonizadores, además de la viruela y la tuberculosis que trajeron consigo los europeos, terminaron en poco tiempo con la existencia de los indígenas. La Corona española, sin embargo, no dio mucha importancia a la pequeña isla y se dedicó a conquistar otros territorios vecinos con mejores perspectivas de contar con yacimientos de oro, dejando la puerta abierta a otros colonizadores europeos que merodeaban por el área en busca de nuevos territorios que conquistar. Colonización inglesa, azúcar y esclavitud El primer buque inglés tocó tierra en Barbados el 14 de mayo de 1625 y su capitán, John Powell, reclamó la isla en nombre del Rey James I. Dos años más tarde, otro Powell, pero de nombre Henry, comandó a un grupo de 80 británicos y 10 esclavos que se asentaron en el lugar. Los nuevos colonizadores se establecieron en el área conocida hoy como Holetown, que en ese entonces bautizaron con el nombre Jamestown en honor al monarca inglés, y se dedicaron a talar los árboles y preparar la tierra para cultivar tabaco y algodón. La caña de azúcar, que devino la principal fuente de ingresos de Barbados hasta que fue reemplazada por el turismo en años recientes, fue introducida poco después. Los tres cultivos dependían en gran medida de la contratación de mano de obra en Inglaterra. Las tierras eran asignadas a aquellas personas con respaldo económico y buenas conexiones en la metrópoli, mientras que los pobres deseosos de probar fortuna en el Nuevo Mundo debían firmar un contrato que los obligaba a servir a los terratenientes por un período de cinco a siete años. El resto de la fuerza de trabajo la conformaban personas secuestradas y criminales convictos enviados desde Inglaterra. Descendientes de aquellos trabajadores y esclavos blancos aún viven en la costa este barbadense, donde se mezclaron con la población negra traída por los holandeses desde el Africa Occidental (Sierra Leona, Guinea, Ghana, Costa de Marfil, Nigeria y Camerún) y vendida como mercancía a los colonos, quienes en aquella época dominaban la industria azucarera caribeña. Los problemas financieros de la sacarocracia barbadense comenzaron a finales del siglo XVII, como resultado de los desastres naturales en un área de fuerte actividad ciclónica, las prolongadas sequías, las plagas y el surgimiento de las Islas de Sotaventos y Jamaica como fuertes competidores en el mercado azucarero.
Rebelión de esclavos y emancipación Aunque no fue el primer levantamiento de esclavos en el país –el anterior ocurrió en 1692-, la rebelión de Bussa, como se le conoce popularmente, se inscribe como la más larga y conocida en la historia de Barbados. Iniciada el 14 de abril de 1816, constituyó un intento de los esclavos de influir sobre el pensamiento abolicionista imperante en la época y abarcó a toda la isla. No fue una revuelta espontánea, sino una acción bien planeada, organizada y ejecutada por Bussa, quien murió en combate contra los colonos. La escultura de un negro africano que en actitud desafiante rompe las cadenas de la esclavitud -finalmente abolida en 1834- inmortaliza desde 1985 el gesto de Bussa en una de las rotondas de la autopista que conduce del aeropuerto al centro de la isla. A la abolición siguió un período de aprendizaje de cuatro años que obligaba a los antiguos esclavos a trabajar 45 horas a la semana sin recibir salario alguno, como forma de pago por las pequeñas chozas que, a modo de vivienda, les ofrecieron los dueños de las plantaciones. Concluido ese tiempo, más de 70 000 barbadenses de origen africano pasaron a engrosar la población de ciudadanos libres de la colonia inglesa.
Independencia La independencia de Barbados se hizo efectiva el 30 de noviembre de 1966, aunque los lazos con la antigua metrópoli nunca se rompieron del todo, y aún hoy día, la máxima autoridad recae sobre un Gobernador General designado por la Corona, aunque el poder político lo ejerce el Primer Ministro, quien es elegido cada cinco años. Haber permanecido por más de 300 años bajo el control de Londres, dejó una profunda huella en el modo de vida y la infraestructura de la isla, aunque la influencia africana también late de manera ininterrumpida, otorgando a la cultura del país características inigualables que se reflejan en la comida, la música, el estilo arquitectónico y el nombre de las calles. Incluso el lenguaje resultó afectado, pues mientras la lengua de Shakespeare constituye el idioma oficial, la mayoría utiliza para comunicarse el Bajan, colorido dialecto local. Más del 90 % de la población desciende de los africanos arrancados de sus tierras en los siglos XVII y XVIII, y convive en armonía con los también descendientes de los primeros colonizadores británicos y con los emigrantes hindúes, árabes y judíos que se asentaron luego en la isla. La fuerte influencia del llamado continente negro se aprecia en la artesanía y la literatura, los platos típicos y la música, que tiene al calipso como tarjeta de presentación. Los mejores elementos del estilo de vida de los "Bajans", nombre con que gustan llamarse entre sí los barbadenses, pueden apreciarse a plenitud en el mayor festival de la isla, el Crop Over, o fiesta de fin de la cosecha de la caña de azúcar, producto que hasta bien entrada la década de los 80 del siglo pasado fue la principal fuente de ingresos de divisas en la nación. La celebración abarca todo el mes de julio y ofrece una gama de eventos culturales, históricos y musicales que incluyen las famosas carpas de calipso y la competencia para elegir al mejor intérprete de esa modalidad. Todo culmina en los primeros días de agosto con el Grand Kandooment, una explosión de color, con más de 25 bandas que compiten por el premio al mejor disfraz. Las chattel houses, o casas móviles, son un rasgo distintivo de Barbados, y su origen está estrechamente vinculado a la industria azucarera, ante la necesidad que tenían los trabajadores de contar con viviendas fáciles de montar y desmontar en su constante peregrinar por las distintas plantaciones cañeras en busca de empleo.
Las Siete Maravillas de Barbados Barbados cuenta con varios sitios de interés histórico, arquitectónico y natural que lo convierten en un lugar especial y único. Mucho se habla de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, pero a los barbadenses les gusta alardear de poseer sus propias "maravillas", por lo que ningún visitante puede darse el lujo de marcharse sin conocerlas. - La Cueva de Harrison: una de las mayores atracciones de la isla. Las primeras referencias históricas a la caverna se remontan al siglo XVIII. Las galerías de estalactitas y estalagmitas, que en algunos sitios se unen en gigantescas columnas, ofrecen un paisaje espectacular, con impresionantes cataratas e innumerables corrientes subterráneas de agua cristalina. - El Baobab: se dice que el árbol fue traído de Guinea, África, en 1738. Dos magníficos ejemplares, quizás los de mayor circunferencia de tronco en el Caribe, crecen en Barbados. Se necesitan 15 hombres con las manos enlazadas para abarcar el que crece en Queen´s Park, Bridgetown. El segundo, de menor talla está ubicado en la calle Warren, en la parroquia de St. Michael. - Las Mansiones de Estilo Jacobino: Barbados alberga dos de las tres "mansiones jacobinas" que aún permanecen en pie en el hemisferio occidental. Construidas a mediados del siglo XVII, la abadía de San Nicolás y la propiedad de Drax Hall son consideradas dos joyas arquitectónicas. Están localizadas en las parroquias de St. Peter y St. George, respectivamente. - Molino de Morgan Lewis: una de las dos fábricas de azúcar más antiguas que se conservan intactas en el Caribe. Ubicado en St. Andrew, muestra los equipos utilizados en aquella época para producir el dulce a partir de la energía eólica. - La Sinagoga judía: Perseguidos por los holandeses, unos 300 judíos brasileños se asentaron en Barbados en la década del 60 del siglo XVII. Situado en Bridgetown, el templo original data de 1654, aunque fue destruido por un huracán en 1831. Reconstruido en 1983 con todos sus ornamentos y arcos góticos, es considerada patrimonio del Fondo Nacional de Barbados. - Colección de Cañones: La más rara colección de cañones del siglo XVII existente en el mundo, debido a que la Corona británica convirtió a la isla en una importante base militar para proteger sus intereses en esta zona del Caribe. Se muestran frente al Cuartel Principal, una edificación de Garrison Savannah que data de 1802. Se aprecian 26 de las piezas mejor conservadas de artillería desenterradas a lo largo y ancho del país. - La Toronja: una antigua leyenda barbadense afirma que la toronja, un híbrido del pomelo y la naranja dulce, se obtuvo por primera vez en Barbados. Se le conoció como la "Fruta Prohibida". En la isla gustan ofrecerla cortada a la mitad y salpicada con unas gotas de licor Angostura, fabricado en la vecina Trinidad.
Gastronomía Platos nacionales y típicos de Barbados: El plato nacional es el cou cou (hecho de quinbombó y harina de maíz), que se acompaña con pez volador o bacalao en salmuera. También se consume la langosta, las gambas, la dorada, el pargo rojo, la tortuga, el atún y el pez grulla. Los platos típicos locales son: el jug-jug ( maíz de Guinea y guisantes), la pepper pot (un cocido muy apreciado) y el conkies ( harina de maíz, coco, calabaza, uvas, patatas y especias cocidas en una hoja de plátano)
Viviendas Algunas casas son de cemento y están pintadas de color pastel, pero muchas familias viven en las tradicionales casas desmontables de madera apoyadas en rocas de coral y elevadas un metro sobre el suelo para mejorar la circulación del aire. Las casas desmontables están diseñadas para armarse y desarmarse con facilidad porque en el pasado se pedía a los trabajadores de las plantaciones que se trasladasen de una zona a otra de trabajo. En la actualidad, estas casas ocupan lugares fijos y su construcción es tan sólida que pueden pasar de padres a hijos.
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