Lo pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque
lo que fue está en lo que es.
José Martí.
La Opinión Pública, 1889
LA APUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO INMATERIAL: UN RETO EN EL CAMBIO DE ÉPOCA EN CIENFUEGOS
El universo cultural, social y educativo en Cienfuegos se enriquece en una relación armónica y vinculante con los factores sociales que definen en la actualidad la sociedad cienfueguera, en especial en su proyección en los actores sociales y articulantes, aptos para organizar acciones de promoción socializadora consciente, consensuada e informada en función de conservar y hacer trascender la memoria identitaria de una de las regiones históricas cubanas más importante del siglo XIX.
La actuación pretendida dentro de las política culturales está centrada en la identificación, manejo, interpretación y educación patrimonial a partir de los valores más auténticos del patrimonio local, sustentada en los saberes, conocimientos, actuaciones sociocomunitarias, formas de transmitirlo como principal representación social asumida por las comunidades e instituciones patrimoniales cienfuegueras, dirigidas a cumplir el postulado que define el papel del Estado en la orientación, fomento y promoción de la educación, la cultura y las ciencias en todas sus manifestaciones para la sostenida y propugnada conservación sociocultural.
La concepción plural y antropológica del patrimonio histórico-cultural exige la visión de la diversidad y problematización inherente al desarrollo cultural y social, en especial a su Patrimonio Inmaterial, que responden a la historia social de la región, al quehacer cotidiano de sus gentes, realidades representativas, prácticas y patrones socioculturales aprendidos y desaprendidos en el día a día en tiempos del cambio de época.
El empleo de este tipo de patrimonio en los contextos individuales, familiares y grupales demuestra el carácter, la función y la utilidad del mismo, enunciado en la riqueza de los saberes tecnoproductivos, en las acciones de coexistencia, en sus apreciaciones de identidad existentes en las comunidades marineras y agrarias en constantes reinterpretaciones y reusos sociales, económicos, políticos e ideológicos, distinguiendo la región, visualizándola como herencia histórico-cultural; tal es el caso de la comunidad Castillo-Perche, primera zona histórica de Cienfuegos; o las comunidades del macizo montañoso Guamuhaya.
Los saberes tradicionales también están presentes en los recetarios gastronómicos populares identificados y valorados por el Proyecto Luna, en conjunto con el Centro Provincial de Patrimonio Cultural, donde se reflexiona sobre el reconocimiento y la valorización de las identidades como instrumento para repensar itinerarios de desarrollo local, convivencia, ciudadanía y otros valores básicos, que hacen a la vigencia destino de una región histórica con un rol movilizador reconocidas en una estrategia de investigación y educación comunitaria.
Estos recetarios, además, comprenden las comidas y bebidas de las fiestas patronales y populares de los diversos municipios, los relacionados con la gastronomía institucional, como es el caso de la Paella Cienfueguera; las comidas y bebidas justifican los recursos materiales y económicos de las familias portadoras; la creatividad, la riqueza innovadora de mujeres y hombres, su nivel de contextualización y originalidad, así como la capacidad de asombro y pertinencia referencial, en espera de un mayor nivel de empleo y socialización.
Otros de los ámbitos investigados e identificados son las fiestas patronales, fundacionales, religiosas y populares existentes en la provincia como expresión del folclor social, por su rico contenido social y cultural, identificadas e inventariadas de alta autenticidad y singularidad, determinado por sus procesos de transculturación dentro de la modernidad cienfueguera; ellas se actualizan y refuncionalizan sin perder el apoyo popular y estatal. Dentro de ellas se destacan las fiestas dedicadas a Santa Bárbara y sus diferentes variantes populares religiosas; a San José, San Antonio, la Purísima Concepción, además de las fundacionales, entre las que se distingue la del 22 de abril, que tiene que ver con el nacimiento de Cienfuegos.
Amplísimas, heterogéneas y diversas son las expresiones de la oralidad marcadas también por la modernidad literaria, el positivismo histórico y la multiplicidad de contextos y espacios geográficos de una gran influencia hispanoafricana y siboneyista, que le han colocado el sello a su producción, y ha quedado plasmada en textos de gran belleza literaria como las Leyendas Cienfuegueras, de Adrian del Valle; o simplemente son empleadas en festividades campesinas, como las décimas, redondillas, controversias y seguidillas (dentro de ellas se particulariza la Tonada Carvajal, reconocida creación en Cuba de ese poeta mayor que fue Luis Gómez).
De igual manera aún se mantienen los cuentos, paremias y agorismo; jergas rurales y urbanas que se enriquecen con nuevos contenidos, temas y personalidades, sobre todo en el contexto urbano. También alcanzan notable significado social, religioso y popular los patakines de los orishas con grandes singularidades en el contenido religioso y popular cienfueguero. Esta oralidad es empleada con eficacia en la educación popular y familiar, y continúa como un fuerte baluarte de comunicación comunitaria.
Son importantes también los patrimonios generados por la artesanía y los procesos sobre los cuales ellas se expanden como enunciado ineluctable de las costumbres, los hábitos, las necesidades materiales y espirituales complejas y utilitarias de la comunidad cienfueguera, mientras mantienen su función práctica. Las labores con los tejidos, las costuras, los bordados de influencia hispana y francesa, el trabajo con pieles, las cesterías, platerías, cerámicas y la confección de muñecas son expresiones perdurables, apoyadas, difundidas y comercializadas por la Asociación Cubana de Artesanos y Artistas de Cuba (ACAA) y el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), que buscan en sus productores una calidad superior y una marca artesanal distintiva.
De gran jerarquía por su importancia para la declaratoria de Cienfuegos son los oficios vinculados con la yesería, la carpintería en blanco y de ribera (esta última casi desaparecida, pero sus saberes viven en las pequeñas comunidades costeras), la herrería, entre otros; estos trabajos artesanales constituyen la máxima expresión de los usos del patrimonio inmaterial de la modernidad adelantada, vivida y proyectada en el siglo XIX.
CULTURA DE ENORME VALÍA
En Cienfuegos, desde la segunda mitad del siglo XIX, el Patrimonio Inmaterial y su condición patrimonial alcanzan su máxima potencialidad en los procesos de resemantización en las esferas artísticas. La influencia de la Ilustración, en especial la española, y la relación con importantes centros económicos y culturales de la época como Francia, Inglaterra y Estados Unidos, generaron prácticas artísticas y culturales, al tiempo que contribuyeron al surgimiento de instituciones, asociaciones y espacios públicos urbanos para el desenvolvimiento del arte, muchos de los cuales aún existen.
En este sentido, el Patrimonio Cultural Inmaterial cienfueguero tiene en la música, el teatro y la danza sus manifestaciones; expresiones y prácticas artísticas y culturales demuestran el papel excepcional de la modernidad en Cienfuegos. Las producciones surgidas de ellas muestran códigos, símbolos y bellas metáforas relacionados con universos cienfuegueros como el mar, sus costas, la naturaleza marina, la luna, las estrellas, sus monumentos, sus pescadores, sus personalidades populares, creadores sociales y culturales, entre otros, contenidos en géneros como el son de salón, la charanga, los boleros, la trova con sus variaciones.
Figuras como Eusebio Delfín, Ñico Membiela, Marcelino Guerra «Rapindey» y Armando Caballeros, Rafael Ortiz, Rafael Lay, Benny Moré, Octavio Machado, Juan Olaiz, la familia Molina-Fragoso, o agrupaciones como el Conjunto de Sones Los Naranjos; la orquesta Aragón con 80 años de actividad artística; el cantautor Lázaro García, y más actualmente los Hermanos Novos, son la evidencia de la representatividad musical patrimonial trascedente.
Sobresalen asimismo las familias de actores como Martínez Casado, Pous y Suárez del Villar, mientras en las artes plásticas descuella, por ejemplo, Mateo Torriente y la pedagogía por él creada de gran originalidad. Por no dejar de mencionar a hitos culturales como el Teatro Tomas Terry. Todos ellos, sin excepción, justifican la enorme valía de la cultura cienfueguera.
El Patrimonio Inmaterial como concepción del pensamiento es eje vertebrador de la identidad de la ciudad patrimonial, e instrumento de cohesión social, cultural, ideológica; pues se aprecia en su extraordinaria riqueza el resultado histórico de la diversidad social y cultural creada, pensada; su dimensión simbólica como atributo de los bienes, los sentimientos, las emociones, permitiendo el surgimiento de paisajes culturales que forman parte de la percepción, disfrute y relación sociocultural específica del cienfueguero con sus ambientes y ecosistemas, como por ejemplo su bahía.
Para el cienfueguero, el ambiente de la ciudad, la luz presente en ella, el color y disfrute del mar, sus ocasos policromados, el aroma marinero, la visual del Malecón, la riqueza visual de la Sierra de Guamuhaya, son expresiones que forman parte de la espiritualidad significativa como paisajes vivos o activos de la ciudad. Como paisaje diseñado, los habitantes de esta tierra disfrutan del Jardín Botánico con colecciones y visuales de gran atracción, endemismo y autenticidades; institución que posee un gran prestigio, al ser un recurso imprescindible de investigación, estudio y valoración científica.
En esta dimensión se mueve también un paisaje asociativo vinculado a las religiones populares de la Regla de Ocha/Ifá, en el municipio de Palmira, donde saberes religiosos-prácticas-vida cotidiana se unen para crear, desde lo inmaterial, edificaciones sociorreligiosas, ceremonias y ritos auténticos, con festividades notables tanto a nivel nacional como internacional.
Constituyen acciones de este paisaje cultural las visitas, colocación de ofrendas, peticiones, peregrinaciones a sociedades y casas de ilé ocha. Se mantienen fuertes redes y articulaciones entre las familias religiosas con una consolidada conciencia histórica, al tiempo que se reconoce la existencia de jerarquías poseedoras de saberes, con una fuerte influencia en la localidad y fuera de ella, de ahí su interés creciente que han despertado estas manifestaciones en investigadores, etnólogos, historiadores…
El panorama patrimonial cienfueguero, desde la perspectiva sociocultural, se muestra como huella y aprendizaje del conjunto de valores espirituales, desde símbolos, significados y significantes que necesitan ser visualizados, comprendidos y asumidos desde, con y para la comunidad.
Ello exige una formación prospectiva con competencias en la gestión patrimonial integrada de las tareas más complejas: emplearlo para conservarlo como unidad de diversidades, convivencia cultural y física, en función del desarrollo local. Esta visión establece nuevos modos de formación en las carreras de Ciencias Sociales y Humanidades, que preparen profesionales de alto bagaje teórico y metodológico; misión emprendida con resultados académicos e investigativos en la Universidad de Cienfuegos.
Solo el enfoque totalizador de la cultura nos permitirá apreciar, como segunda naturaleza, la creada por el hombre, valor científicamente agregado al papel de la ética en el desarrollo social e histórico. Sin una vida integral no hay posibilidad de un análisis científico ni se podrá actuar consecuentemente a favor de la liberación humana.
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